Es muy pesado, absurdo, ridículo y grotesco tener que recordarle a una serie de personas, en pleno 2021, que en Catalunya (y en España), el catalán es una lengua oficial, repetimos, OFICIAL, y que lo más normal del mundo es que la gente lo hable.
Pero ya se sabe que en el estado español, la justicia, muchos medios y partidos políticos y buena parte de la ciudadanía, eso les incomoda. Si por ellos fuera, hablaríamos todos una sola lengua, pero que se pongan hojas los Casado y compañía que por mucho que haga tres siglos que intentan destruir nuestra lengua, como bien recordó Pilar Rahola con hechos y datos, no lo conseguirán.
"¿Por qué a un médico, a un doctor en medicina, a una persona con la mejor capacitación para operar (por cierto, se hace más sangrante en la cirujía en la que el paciente suele estar, evidentemente anestesiado), bueno, pues tiene el requisito de hablar catalán y por qué, sin embargo, un catalán, un médico, puede ejercer la Medicina perfectamente en León?", se preguntaba este fin de semana el líder del PP.
Ana Oramas, de Coalición Canaria, quejándose de que"No se puede entender que haya dinero para darle a Netflix para que traduzca series al catalán, para dibujos animados en vasco en Navarra, y que no haya para la salud mental en La Palma". En Radio Nacional, haciendo bromitas sobre cómo suena El juego del calamar en catalán. Y así hasta el infinito. Òscar Andreu ya la puso en su sitio. Y ahora, quien ha verbalizado la defensa más demoledora sobre nuestra lengua ha sido Xavier Graset.
El presentador y director del Més 324 ha dicho bien alto, bien claro y catalán, qué piensa de tanta sandez. Lo ha hecho en 'L'accent' de El matí de Catalunya Ràdio, de Laura Rosel, después de todo lo que ha generado la decisión del Supremo de adoptar el 25% de castellano en las escuelas.
"Tal y como están los indicadores de uso del catalán en las aulas, ya hay quien firmaría para hacer que el castellano se utilice en un 25% y no más", dice, fulminante. Graset pone en la ecuación a los políticos, con algún nombre propio: "La lengua es muy golosa para jueces y políticos. Siempre lo ha sido, y Pablo Casado, que tanto puede tener un máster sin estudiar, como ir a una misa por Franco un 20N y no saberlo, o pontificar sobre placas solares y la noche, ahora no quiere que los médicos catalanes ejerzan en León, si es que a los leoneses se les exige el catalán para trabajar en Catalunya. Obvia que los médicos catalanes también saben castellano".
Como bien apunta el periodista, no es la primera vez que vemos intentos nada disimulados de ir contra todo lo que huela a catalán. Como él bien dice, "Con el catalán todo vale, desde el Decreto de Nueva Planta que se va reeditando la demagogia y la persecución. Es la paradoja de que la riqueza multilingüe del Estado se vea como un fastidio".
Graset incide en el lastre que supone "que no se haga pedagogía desde instituciones como el Congreso o el Senado, o el Parlamento Europeo". La guinda, sin embargo, viene cuando se dirige a las "reencarnaciones de Carmen Rico Godoy del 2021, cuando bromean sobre cómo se diría en catalán una serie coreana, o una americana".
Graset remarca que los catalanes hablamos catalán, y que "no es por hacerse pesado, que queremos hablar en catalán en la escuela, el quirófano, el juzgado o el cine en Catalunya". La respuesta a por qué lo hacemos, es de traca, descomunal. De una sencillez y rotundidad que echa para atrás, utilizando cuatro palabras, cuatro verbos: "Es que es tan sencillo como respirar, pensar, o hablar. Es para existir".
Maravilloso. Y por si alguien no lo ha acabado de entender, "no entenderlo, ridiculizarlo o ir recorriendo tribunales blandiendo amenazas, minorizando y troceando la lengua, sólo es buscar la aniquilación". Impecable. Unas palabras que les tendrían que poner a todos los españoles hiperventilados con deseos de exterminio de la lengua catalana.