Uno de los programas estrella de Telecinco, hoy por hoy, es sin duda Supervivientes. Después del éxito descomunal de La isla de las tentaciones, ahora toca el turno de otro reallity, uno de los más exitosos de la cadena, desde siempre. Un programa donde, para aprovechar el filón del "¡¡Montoya, por favor!!", han enviado a la isla de Supervivientes al tal Montoya, y también a su pareja Anita, y al tentador con quién le metió los cuernos, Manuel. Con ellos, esta edición también cuenta con Terelu Campos, Pelayo Díaz, Makoke o Álvaro Muñoz Escassi.
Ahora, y desde hace ya unos cuantos años, Supervivientes acoge solo a famosos. Bien, si es que se puede considerar famoso a según quién, personajes de otros programas de la casa que van pasando de uno al otro. Pero sí que es cierto que desde hace unas cuantas ediciones, a la isla van a concursar rostros más o menos conocidos. No como antes, cuando, al principio de los tiempos, cuando empezó a emitirse, era un programa donde solo concursaban personas que querían vivir una experiencia vital y televisiva, y que nunca habían aparecido en la tele. Concursantes anónimos, como pasaba también con otros reallities como Gran Hermano, con la diferencia que en Supervivientes las pasaban canutas sin comida y las discusiones, en lugar de en torno a una piscina, tenían lugar en la arena de una playa. Así eran algunas de las promos del año 2000, de la primera edición:
Corría el año 2000 cuando enviaron a la isla de Bastimentos, a Panamá, a 16 concursantes anónimos, a 16 desconocidos, a convivir. El ganador se llevaría 10 millones de pesetas, que ahora, al cambio de euros, serían 60.000 euros. Mal rollos, discusiones, condiciones extremas (o presuntamente extremas) y siendo los mismos concursantes los que escogían quien ganaría el concurso, y no la audiencia, como pasa ahora. Entre aquellos primeros 16 concursantes, uno catalán, gerundense, diseñador de motos de Lloret de Mar, monitor de esquí, que enseguida se convirtió en uno de los favoritos para los compañeros y para los espectadores. Guapote, muy deportista, con una fuerte mentalidad para las adversidades, y mucha capacidad de trabajo en equipo y de hacer grupo: Xavier Monjonell. Tenía entonces 27 años y finalmente fue escogido el ganador de aquella edición.
A pesar del éxito y el reconocimiento mediático que le supuso aquel triunfo hace 25 años, Xavier, que ahora tiene 52, no quiso hacer carrera en la pequeña pantalla y prefirió una vida que lo llenara más, adentrándose en una aventura que lo llevó a marcharse de Catalunya e ir hacia Argentina, tal como recuerdan en Tikitakas. El mencionado medio informa que al cruzar el océano, "hizo de su pasión, su trabajo: mezcló los viajes y la naturaleza". ¿De qué manera? Rodeándose de cabañas, empezar a gestionar un complejo turístico de cabañas al aire libre que bautizó con el simbólico nombre de 'La Catalana', haciendo país. Eso sí, por mucho que haya cambiado su vida, sigue teniendo la misma pasión de siempre por las motos. Aquí tienen un aspecto de lo que hay en Mina Clavero, Córdoba, Argentina:
Un superviviente que ahora ha encontrado su paraíso en el sur de América, rodeado de cabañas y montando en moto tanto rato como puede.