Un profundo desfiladero tallado por dos ríos hiere la tierra, formando una hermosa y vieja cicatriz. En sus laderas escalonadas, se agarran los bosques de robles, castaños y viñedos. Más arriba, los monasterios románicos vigilan el horizonte y algunos miradores permitan disfrutar del inigualable panorama sobre un mundo que no ha cambiado y que nunca cambiará.
La Ribeira Sacra es uno de los parajes menos conocidos de la Península Ibérica. Su nombre significa las riberas sagradas del río y, de hecho, la magia de este lugar gira en torno a dos ríos principales, el Miño y el Sil, que dibujan un entorno fantástico en su tortuosa búsqueda de una salida al Océano Atlántico.
Todo aquí invita a respirar, relajarse y sentirse vivo. El río Sil labra durante sus últimos 35 kilómetros un cañón de paredes de granito de hasta 600 metros de profundidad. Después, desemboca en el río Miño, cerca de Os Peares. En su transcurso, su fuerza natural se ve aliviada por unos diques, que permiten realizar agradables paseos en barco y adentrarse en el sobrecogedor desfiladero.
Más que miradores, admiradores
La Ribeira Sacra se disfruta sobre todo desde lo alto. Se pueden contar al menos 36 increíbles miradores donde admirar el trabajo del río durante millones de años. Distribuidos a lo largo de los dos cauces principales, Miño y Sil, aquí tienes una selección de los más atractivos.
- O Cabo do Mundo y Cabezoás. El primero, situado sobre el meandro más famoso del río Miño. El segundo, mirando otro meandro, el del río Sil.
- Pena do Castelo, A Capela y As Penas de Matacá, que te permitirán contemplar las mejores vistas sobre los bancales de cultivo y el río.
- O bambán do Solpor y Bodegas Terra Brava. Se trata de dos columpios con vistas, una delicia para instagramers y bloggers. El de Bodegas Terra Brava es el único privado, solo accesible como parte de la visita a las bodegas.
Retírate a un monasterio
La Ribeira Sacra está considerada como la principal concentración de románico rural de Europa, con 85 monasterios, 18 de los cuales se pueden visitar. ¿A qué se debe su profusión? Las fértiles tierras, la inaccesibilidad, el recogimiento y la paz de la zona atrajeron a muchas órdenes monásticas desde los inicios de la cristiandad. Lejos del mundanal ruido, junto al río sagrado, el espíritu se regocija y el ánimo se eleva. Puedes experimentar por ti mismo el misterio y el valor de un agradable retiro en los monasterios más destacables de la comarca.
- Santo Estevo está situado en el corazón de la Ribeira Sacra, y fue uno de los monasterios más poderosos de la zona: nueve obispos decidieron pasar aquí sus últimos días. Hoy es hotel de lujo donde te puedes alojar.
- Monasterio de Santa Cristina De Ribas de Sil, uno de esos lugares mágicos que quedarán en tu memoria. Rodeado por un bosque de castaños, este monasterio, construido a finales del siglo XI, se alza sobre un meandro del río Sil.
- San Pedro de Rocas parece estar fundido en los peñascos. Probablemente, fue uno de los primeros lugares donde la vida solitaria de los eremitas se convirtió en una vida comunitaria.
Viñedos y naturaleza
Ribeira Sacra vive con y para el vino. Los romanos encontraron oro en estas tierras, pero a cambio dejaron aquí unas vides excepcionales. Se dice que los césares demandaban los vinos de esta zona. Los monjes mejoraron después la actividad vitivinícola, cultivando terrenos ásperos e imposibles, en ángulos del 50% al 85%: incluso hoy, a algunos de esos terrenos solo se puede acceder por el río, en barco.
Pero este lugar también es un paraíso para los senderistas. Como el Camino de Santa Cristina, con estupendas vistas al cañón del río Sil y patrimonio cultural. El Sendero Viñedos de Belesar (PR-G 183), un camino fácil que atraviesa viñedos. Y el Sendero del cañón del río Mao (PR-G 177), circular y que exige algo de esfuerzo, pero que merece totalmente la pena.