París es una ciudad que desprende elegancia. Los grandes boulevards, la Torre Eiffel, las boutiques y los bistrot son los grandes protagonistas de esta ciudad. Las mejores opciones para recorrerla son andando o en bicicleta. Si optas por la segunda opción, el río Sena puede hacer de hilo conductor de tu visita.
Se puede empezar el recorrido por el barrio de Le Marais, una zona con mucho encanto, llena de tiendas, restaurantes, interiores de isla de película y algunas plazas dignas de mención como la plaza des Vosgues, donde es habitual ver —cuando hace buen tiempo— familias y parejas haciendo picnics.
Luego es imprescindible cruzar la Île de la Cité y visitar la catedral de Notre-Dame. Las vistas de la ciudad son imponentes, pero están hechas a prueba de los más valientes. Hay 387 escaleras hasta arriba de la catedral.
Tras tomar fuerzas, se puede seguir bordeando la orilla del Sena hasta llegar al famoso museo del Louvre. La entrada es gratuita para los menores de 26 residentes en Europa. Un consejo para los que sois mayores: comprad la entrada por anticipado en el sitio web del Louvre.
A pocos metros del museo, empieza la rue Saint Honoré, la calle donde todas las grandes marcas quieren estar. Chanel, Dior, Prada, Gucci... ¡todas las firmas de moda, pero también de macarrones! Estos dulces tradicionales franceses son una especie de galletas con relleno de crema, elaboradas con clara de huevo, almendras y azúcar molido. La variedad de colores es infinita.
Ladurée, Pierre Marcolini y Pierre Hermé (este último junto a Saint Honoré) hacen las delicias de los amantes de los dulces.
Andando por esta céntrica calle se llega a la plaza Vendome, que en su centro tiene la columna que lleva el mismo nombre. En esta plaza encontraréis las joyerías más famosas y algunos de los hoteles más glamurosos de la ciudad como son, por ejemplo, el hotel de Vendome o el Ritz. No aptos para todos los bolsillos.
Subiendo por la calle de la Paix, se llega a la Opera Garnier, una de las atracciones turísticas de la ciudad.
Para finalizar el recorrido una opción es recorrer los Campos Elíseos hasta el Arco de Triunfo y si las fuerzas lo permiten, llegar hasta la Torre Eiffel.
Otra zona de la ciudad que vale la pena visitar es el barrio de Montorgueil. Un cuadro de Oscar-Claude Monet inmortalizó la calle principal de esta zona el año 1878.
La rue Montorgueil es una calle peatonal en la que se encuentran las principales tiendas de cocina francesa. De hecho, en esta calle está la pastelería más antigua de París, la Sthorer (1730).
Su dulce estrella es el Babà au rhum. Un pastelito esponjoso en forma de corona y bañado en ron.
Siguiendo con la gastronomía, no nos podemos marchar de París sin comer en un típico bistrot. Los platos y el ambiente del Chez Janou son inmejorables. Un consejo: dejar hueco para el postre. El mousse de chocolate es uno de los platos más famosos del restaurante. Sobre todo, por su tamaño.
Otros restaurantes imprescindibles son el Bouillon Chartier o Le Consulat. El primero sorprende por su pequeña y escondida entrada, pero una vez dentro, descubres una amplia sala con una capacidad para más de 300 personas y con un menú de 15 euros.
Y el segundo es altamente recomendable por su cocina típicamente francesa y por su fachada, digna de película.
Un apunte para cinéfilos. Aquellos que al hablar de París, pensáis en Amélie Poulain, dejaos perder por el barrio de Montmatre. Además de las vistas desde la basílica del Sacré Coeur, encontraréis la cafetería donde trabaja Amélie, la frutería donde va a comprar (Au Marché de la Butte) e incluso el exterior de su casa, junto a la frutería.
Mapa de los lugares imprescindibles para visitar en París
En este mapa podrás encontrar todas las referencias de los lugares y monumentos que aparecen citados en este artículo.