Más de 2.000 años de historia contemplan la ciudad de León. De orígenes romanos, es una parada imprescindible del Camino de Santiago y cuenta con una gran cantidad de monumentos medievales que recuerdan la gran importancia que tuvo la ciudad como la capital del Reino de León.

El principal atractivo de la ciudad es, indudablemente, su majestuosa catedral gótica, una de las más bonitas de España. Sus vidrieras ocupan tanto espacio que los muros parecen de cristal y la luz que se filtra al interior deja sin aliento al visitante.

Pero León tiene muchísimo más que ofrecer, como la Basílica de San Isidoro y su Capilla Sixtina del Arte Románico, la Plaza Mayor o la impresionante Casa Botines, diseñada por Gaudí. Y eso no es todo. León guarda varias joyas por la provincia y ofrece una profunda tradición gastronómica: tiene el mayor número de bares por habitantes de todo el país y tapear por la ciudad es una experiencia estimulante.

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Primer día: Barrio Húmedo, Catedral y Basílica

El casco antiguo de León es conocido como Barrio Húmedo, y aquí encontrarás la mayoría de las atracciones de León. La primera parada es la Plaza Mayor, antiguamente conocida como Plaza del Pan, ya que aquí hubo muchas panaderías. La conforman una serie de edificios del siglo XVII, incluido el ayuntamiento, y sus arcos albergan muchos cafés y tiendas. Siguiendo la Calle Ancha, llegas a la Catedral.

Construida en estilo gótico francés, sus torres son visibles desde casi todos los rincones de la ciudad y desde los campos que la circundan. Por fuera es inmensa y poderosa, pero por dentro la sensación es inaudita, con las prodigiosas vidrieras cortando la respiración. La mayor parte del edificio data del siglo XIII, pero algunas partes se agregaron más tarde. También puedes visitar el museo religioso contiguo o dar un paseo hasta la Avenida los Cubos para ver una sección de las antiguas murallas de la ciudad.

Mucho más antigua que la catedral es la Real Basílica de San Isidoro. Este edificio románico fue fundado en 1063 por Fernando I y Doña Sancha y consiste en un conjunto de construcciones religiosas que se han ido superponiendo a lo largo de once siglos. Incluye un museo bíblico, un claustro románico que es el más antiguo de España y la maravilla de las maravillas: el panteón. Un tesoro sin paragón considerado la Capilla Sixtina del Arte Románico. En un cuadrado de solo 8 metros de lado, docenas de pinturas al temple recubren la totalidad de techos y muros.

Desde ahí puedes llegar fácilmente al Museo de Arte Contemporáneo. Abierto desde 2005, la colección del museo abarca los siglos XX y XXI. El edificio en sí también es bastante llamativo, con su exterior de vidrio de colores inspirado en las vidrieras de la catedral. Y para acabar el día, vuelve al Barrio Húmedo y disfruta del tapeo en la mayor concentración de bares de León.

Palacio Episcopal de Antoni Gaudí / Pixabay

Segundo día: Astorga, Ponferrada y las Médulas

Hacia el oeste y el norte de la ciudad puedes encontrar verdaderas joyas para el viajero. A solo unas pocas millas, está Astorga y su entorno peculiar, entre las llanuras de Castilla y las Montañas de Galicia. A pesar de su pequeño tamaño, Astorga tiene bastantes atractivos, entre ellos una llamativa catedral gótica, ruinas romanas y un edificio singular diseñado por Gaudí, el Palacio Episcopal.

Siguiendo por el Camino de Santiago, llegarás a Ponferrada, la capital del Bierzo, otro lugar digno de visitar, con su imponente castillo templario y una basílica del siglo XVI.

A 25 kilómetros de Ponferrada están Las Médulas, un sobrecogedor entorno paisajístico de arenas rojizas salpicadas de bosques de castaños y robles, que son el resultado de las explotaciones auríferas romanas. Considerada la mayor mina de oro a cielo abierto de todo el Imperio Romano, Las Médulas son Patrimonio de la Humanidad. Pero, más allá de eso, son un lugar inolvidable.