Alfredo Canteli es el nombre del alcalde de Oviedo, la capital de Asturias. Es del Partido Popular, y se nota. Especialmente por un detalle compartido por los peperos de toda la península: tener una caradura sideral y practicar la catalanofobia más patética, gratuita y desvergonzada. Hace tiempo que Catalunya y Barcelona se han convertido en la muleta de la caverna para arañar votos, salir en las fotos de los diarios y, ahora también, sacudirse responsabilidades de lo que pasa a su alrededor. Porque a Canteli los 900 kilómetros que separan su ciudad de la capital de Catalunya le importan un rábano. Tampoco parece tener mucho respeto por la decencia política y el respeto a los ciudadanos que viven en Barcelona, una ciudad que reivindican como española cuando les interesa. Si no, es un nido de ratas separatistas y un escenario de violencia, donde los menores extranjeros extienden el caos y la violencia. ¿Ahora bien, que dice Canteli si la inseguridad ciudadana tiene lugar en las calles de la capital del principado? Que eso son casos aislados, porque "esto no es Barcelona".

Canteli se ha sacado de encima de esta forma grosera y cínica a todos a aquellos conciudadanos que le pedían explicaciones por|para la agresión y el robo a un señor de 50 años a manos de un grupo de jóvenes. Se ha quedado bien tranquilo, y seguro que sus fans le ríen la gracia. En Catalunya nos hemos convertido en el vertedero de los problemas españoles, y todo vale. Afortunadamente, eso sí, en Asturias y en el resto del estado no sólo hay ultras y políticos incendiarios. También ciudadanos que no compran estas porquerías. "Un bozal, por favor," le han dicho, y la verdad es que no le hubiera sobrado.

Alfredo Canteli alcalde Oviedo Europa Press

Hale, Canteli, dedícate al bienestar de tus ciudadanos y deja de poner en marcha el vergonzante ventilador del españolismo menos empático ni compasivo. Seguro que, si te pones, encuentras un montón de cosas que podrías hacer para mejorar la vida y la seguridad de tu ciudad. Y no, tienes razón. Oviedo no es Barcelona. Igual que Melilla tampoco es Tombuctú. Ta llueu, 'amigo'.