Inés Arrimadas ha creado escuela. Cuando se marchó a Madrid, la entonces jefe de la oposición en el Parlament de Catalunya se llevó con ella sus habituales numeritos. The show must go on pero ahora desde el Congreso de los Diputados. Aunque no fue lo único que se llevó a la capital española. Arrimadas se fue con otro compañero de partido: José María Espejo-Saavedra, uno de los dos únicos miembros de la Mesa (junto con David Pérez del PSC) que la Fiscalía no imputó por la tramitación de las leyes de desconexión anteriores al referéndum del 1-O. Con ambos en Madrid, el grupo parlamentario de Ciudadanos se ha convertido en una especie de compañía que sólo sabe montar espectáculos como si el hemiciclo fuera un circo. Prueba de esto, lo que ha ocurrido estos días en el debate de investidura.

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Igual que una obra de mimos, las muecas y los gestos de Arrimadas en el Congreso, que se han hecho virales este fin de semana, le han valido una lluvia de críticas. Una secuencia que ahora tiene una segunda parte: Espejo-Saavedra intenta imitarla y acaba haciendo un ridículo espantoso. La escena es la siguiente. La portavoz del partido naranja sube al atril y el diputado pierde la chaveta y hace esto:

Espejo-Saavedra piensa que está en el patio de la escuela y los haters de Ciudadanos aprovechan para ensañarse con él:

El aprendiz superando a la maestra.