España no cambia. Nada de nada. Cuando menos, una enorme cantidad de su población, la que practica un nacionalismo excluyente e irrespetuoso, sobre todo cuando hablamos de las lenguas cooficiales del Estado. Todos aquellos que hablamos catalán, euskera, gallego, bable, aragonés, etcétera, somos de segunda, tercera o cuarta categoría. Y actúan en consecuencia, es decir: despreciando, atacando y favoreciendo su arrinconamiento y desaparición. Es su modus operandi, practicado de forma transversal por políticos, jueces, policías, empresarios y profesionales o ciudadanos vulgaris.
No es ninguna novedad, cierto. El maltrato ha sido, es y será persistente y tozudo. Y parece que incorregible. Pero no por eso deja de sorprendernos, aunque a menudo todo gira en torno a la misma situación: gente ofendida al escuchar que otros hablan en su lengua... en su propia casa. A lo largo del verano hemos visto este tipo de episodios, especialmente en Galicia, llegando al paroxismo más delirante. Menús de bar, carteles, señales... todos les molesta y les resulta incomprensible, indignante, un escándalo. 'Esto es España, coño'. Y así todo.
Españolistas en acción / EFE
La última muestra ha tenido lugar en Bilbao, en el País Vasco, donde se han celebrado las VII Jornadas de las Juntas de Gobierno del Consejo General de la Abogacía Española. Un acto presidido por Íñigo Urkullu, lehendakari. Para los castellanohablantes monolingües y discípulos de Toni Cantó: el presidente del gobierno de Euskadi, etimológicamente "el que ejerce de primero". Durante el discurso de bienvenida y saludo, cometió una herejía: dirigir unas palabras en euskera. Un gesto de cortesía que recibió la peor respuesta por un grupo de asistentes: levantarse de la silla de forma muy educada y largarse de la sala. Ah, qué país tan enriquecedor, cuánta hermandad, qué gentileza. Fantástico.
La 'espantá' españolista ha dejado de piedra al presentador de 'En Jake' y periodista de ETB Xabier Lapitz, que habitualmente escribe en las páginas de El Nacional.cat. Pero todavía más el tuit de ofendidito de un abogado de su cuerda, calificándolo de acto de falta de respeto. ¿De los que se marchaban? No, hombre, no. De Urkullu y de los euskaldunes. Un tuit que ha abierto la puerta a los 'haters' lingüísticos, soltando todo tipo de delicadas opiniones que los retratan con creces. Eso sí, han recibido su merecida respuesta.
tuit de Xabier Lapitz sobre los ataques al euskera
Xabier Lapitz / TV3
Reacciones a la polémica por el uso del euskera en el País Vasco / Twitter
Lo que decíamos, no tienen remedio. Lo más alucinante, sin embargo, es que se sorprendan de que haya tanta gente que quiera dejar de formar parte de su "país", lleno de estos especímenes. Aurrera, adelante, adiante.