Uno de los dichos machistas clásicos reza: "detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer". Caspa y naftalina, sí. Probemos a darle la vuelta: grandes mujeres con hombres espléndidos en la sombra. Hum. Podría funcionar, o no. No dejar de sonar antiguo y manido. Ahora bien, podríamos comprar esta versión dependiendo de qué entendamos por "gran". Porque si ponemos como ejemplo a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, el aumentativo tendría que ir acompañado de algún adjetivo más. Pongan lo que más les convenga. A nosotros nos da la risa floja. El caso es que si nos fijamos en Jairo Alonso, novio de la 'pepera', todo se entiende mejor. Y mira, los adjetivos empiezan a brotar: irresponsable, hipócrita, exhibicionista... Como su querida, vaya.
Sábado 9 de enero. Madrid en 'shock' por Filomena. Carreteras cortadas, estampas escandinavas, caos. La nevada es de las que no se recuerdan en la capital de España. La presidenta madrileña, que no había movido un dedo cuando sabían desde hacía días lo caería de cielo, se va al centro de coordinación de emergencias y hace rondas en las televisiones con gesto serio y cara de entendida en inclemencias meteorológicas. El discurso de Ayuso, de manual: "responsabilidad, quedénse en casa, cualquier exceso complica las cosas, los accesos a los hospitales están colapsados, las ambulancias no se pueden mover por Madrid". Un mensaje dirigido a todo quisqui, menos a uno. A Jairo. ¿Qué hacía el hombre? ¿Seguir las recomendaciones de la 'jefa'? No, que va. Alonso sacaba el vestuario y la tabla de hacer snowboard y, hale, a la calle a surfear barandillas, túneles y calzadas por Madrid. Todo valía para lucirse y enseñarlo en las redes sociales. Un crack, el tipo. El colaborador de 'Sálvame', Miguel Frigenti, no se lo podía creer. Y los internautas, tampoco.
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Quizás el dicho más adecuado sería este: "dos que duermen en el mismo colchón..." Isa y Jairo, tal para cual.