Josef Ajram es un tipo muy particular. Corredor de bolsa o trader, atleta de triatlón, personaje mediático y coach de actividades que rozan los fenómenos paranormales... y los estados alterados de la mente. El barcelonés de 44 años hace tiempo que se trasladó a vivir a Ibiza, donde ha desarrollado una nueva forma de ganarse la vida: ser profesor de Kundalini. Un tipo de yoga conocido como "de la conciencia", considerado como el más espiritual, el más puro, la madre de todas las clases de yoga. Sus alumnos pagan una morterada por cada sesión: 220 euros. Un precio no apto para todos los bolsillos, claro, pero que le podrían dar para comprarse calzoncillos nuevos. Ah, no, que no lleva.
Tampoco es que las clases que ofrece Ajram sean demasiado convencionales. Más bien aquello parece una sesión chamánica, con todo lo que ello supone. Los asistentes se mueven como marionetas mientras su gurú los controla con hilos invisibles. No sabemos qué beneficios reporta a los alumnos, pero en el caso del experto en inversiones le ha ayudado a esculpir todavía más un cuerpo de acero, ultramusculado.
La actividad de Josef está arrasando en las redes sociales por culpa de un vídeo de una de estas sesiones. Una grabación que se ha convertido instantáneamente en viral, porque cuesta asimilar las imágenes y entender que caray está pasando en nuestras narices. Será muy sano, pero no lo parece. Ajram en modo brujo de 'Fantasía', sin el sombrero mágico que le da poderes pero con un no-se-qué inquietante, sospechoso. Y por lo que considera una multitud de internautas, un motivo para mofarse del barcelonés.
El alud de reacciones al vídeo es incontrolable. Desde acusaciones de fraude, a bromas sobre el estado de todos aquellos que salen en pantalla, e incluso ataques directos al trader: una nueva forma de birlarle el dinero al personal. En este sentido se ensañan: estamos en medio de una crisis descomunal con las criptomonedas, uno de los productos de inversión favoritos de los últimos tiempos y que se están hundiendo a ritmo diabólico. Ajram, quien en 2016 decía que no tenían futuro, pasó a aceptarlas e incluso a promocionarlas. No sabemos si se ha pillado los dedos, pero no sufran: siempre le quedará el Kundalini.
Reinventarse o morir. Josef siempre escoge la primera opción. Caiga quien caiga.