Convivir con una extrema derecha normalizada por el sistema democrático español produce alteraciones en el día a día de los ciudadanos. Todos salimos perdiendo, en derechos, libertades, sentido común, dignidad... y en el lenguaje. Ha pasado estos días con la Capitanía del Ejército en Barcelona (con giro desternillante de guion), y ahora con la prehistórica foto de familia de un torero muy particular. Particular por sus ideas políticas y su trayectoria profesional. Juan José Padilla, el exmatador tuerto y franquista, que acumula más cornadas que todo el resto de la profesión juntos, que está vivo de milagro y que dedica su existencia a la apología de una España casposa, antigua, y muy, muy facha. De manual de facha, vaya. Tanto que a muchos les provoca náuseas y ganas de vomitar: a partir de ahora, eso sí, le tendremos que llamar VOXmitar. Apunten la palabra que lo utilizarán a menudo analizando los detalles de la imagen.

Juan José Padilla foto familia @miralles1980

La puesta en escena de Padilla y los suyos no podría ser más cavernícola: Los machos, al frente, con el patriarca del parche cogiendo los hombros del heredero, ambos disfrazados de asesinos de animales. La atmósfera da miedo, primero por la cabeza de toro colgada de la pared, y segundo por el cuadro del icono taurófobo sobre las testas de, oh sí, las hembras del clan. En segundo o tercero plano, bajo el ala imperial del hombre. A su servicio, vaya. Los estilismos tampoco son casuales, sobre todo el de la niña, embutida en el vestido de folclórica, mientras la esposa y madre amantísima parece, según algunos usuarios, una "esclava romana". Juzguen ustedes mismos. Hay interpretaciones de todo tipo, la gran mayoría estremecidas. Otros tiran de ironía para superar el impacto, como Antonio Baños, que ve la réplica facha de un cuadro famoso del Museo del Prado: "Las Meninas de Voxlázquez". Al lado del de Velázquez, este parece del museo de cera madrileño.

Antonio Baños TV3

Juan José Padilla Telecinco

Juan José Padilla Gtres

Imágenes que revelan una parte de la sociedad que quiere 'avanzar' hacia atrás, que vive un síndrome Benjamin Button de la dignidad en pleno siglo XXI. No nos extraña que haya quien voxmita con verlo.