Seguro que recuerdan a Manuel Valls. Aquel exprimer ministro de Francia que intentó ser alcalde de Barcelona. Un ideal romántico y tramposo: quería liderar su ciudad de nacimiento para salvarla del demonio indepe. En principio era el as en la manga de Ciudadanos, pero muy pronto huyó del partido de Albert Rivera para hacer la guerra por su cuenta. Como las urnas no le daban para mucho, hizo de bisagra para ejecutar un pucherazo en toda regla, arrebatando el consistorio al ganador en votos y concejales, Ernest Maragall, y se vendió a Ada Colau y el PSC. Aquella fue su obra magna en la Plaça de Sant Jaume. Después de eso, la dolce vita... y el dolce far niente. Valls es francés, pero lo entiende a la perfección.
Manuel desapareció, literalmente, de los plenos y actividades ordinarias del Ayuntamiento. Empezó a teletrabajar, pandemia por medio, pero en su caso la cosa no era sólo una medida de protección: era una declaración de intenciones y una huida a la tierra catalanohablante que realmente le gusta: Menorca. Allí se casó con Susanna Gallardo, y allí pasa temporadas reflexionando, cavilando, preparando el siguiente golpe o truco de magia. Llegó un momento que era más fácil encontrarlo en Ciutadella que en Barcelona. Y ahora, sin responsabilidades municipales, todavía más.
Pues traemos noticias sobre Valls, ahora que parecía desaparecido y evaporado. Que sus fans no sufran: está la mar de bien. En Menorca, claro. Un hecho confirmado por un usuario de Twitter que está pasando unos días en la isla, y que se lo ha encontrado en un establecimiento de hostelería. Por la hora del tuit, entendemos que estaba tomando un desayuno tardío, o un brunch de bocadillo de pilotes o una comida bien prontito. Seguro que no era una sena de picoteo, eso sí. La persona que lo tenía a su lado ha quedado sorprendido por su presencia y ha decidido compartirlo con el mundo. Tenía una duda importante y muchos nervios: "¿Qué hago?"
No hay que decir que el tuit se le ha escapado de las manos al autor, que lleva más de 200 respuestas y subiendo. Le proponen diferentes maneras de actuar y dejar constancia de su incomodidad al compartir oxígeno con él tan de cerca. No se esperaba el alud de ideas, un brainstorming descomunal. Una de las más compartidas tiene que ver con TV3, cadena que odia. Poner a todo trapo la genial parodia del 'Polònia' cuando se fue del Ayuntamiento, y por la que Valls lloriqueó y escupió al independentismo.
Manuel Valls y Barcelona, viejos amigos. Pero de aquellos que no quieres volver a ver en tu vida.