"Más ganadería, menos comunismo". Este es el nuevo grito de guerra del Partido Popular de Pablo Casado, un líder que se ha rendido a la propaganda de la persona que le quiere birlar la cartera y la poltrona, Isabel Díaz Ayuso. La batalla está perdida, y practica aquello de "si no puedes vencerlos, únete a ellos". El resultado es este remake del "Comunismo o libertad". Ahora bien, como el 99'% de todo aquello que dice este partido está basado en mentiras, incongruencias y mucha demagogia. Como por ejemplo lapidar al ministro de Consumo Alberto Garzón por criticar las macrogranjas y la ganadería intensiva. Lo mismo que hace la Unión Europea o, incluso, el propio PP hace muy poco tiempo. Pero claro, ahora no interesa que se sepa. Por eso borran tuits a la misma velocidad que destruían discos duros para esconder su contabilidad opaca, mientras que paralelamente hacen shows de cara a la opinión pública.

Y vaya show, por cierto. Uno a la altura de Casado, experto en la materia. Sólo él puede conseguir la excelencia en el ridículo esférico: es patético desde todas las perspectivas. Hace 4 días, el 14 de enero, asistimos al reportaje de la excursión de Pablo a ver vacas pastando en Navas del Marqués, Ávila. Un lugar que conoce bien: dice que es hijo adoptivo, pero en realidad lo que pasa es que tiene una segunda residencia en una polémica urbanización. Pero vaya, que de vez en cuando pasa por allí. Se plantó en el lugar para decir que "a mí no me parece que la ganadería contamine" y cosas por el estilo. El principal problema y que habla perfectamente de su incoherencia es que el escenario no era el que criticaba el ministro 'comunista', ni mucho menos: era una explotación extensiva. Tradicional. Familiar. Todo lo contrario, vaya. Pero si cuela, cola, ¿no? Los periodistas lo hicieron sudar, pero como es el rey de las fotos de postureo, se quedó tan ancho. Pero hay más motivos para alucinar, o directamente partirse de risa (por no llorar).

Pablo Casado de excursión a ver vacas / EFE

Llorar, sí. Porque este señor se ve ya instalándose en La Moncloa. El futuro presidente del Gobierno. Ni en sus sueños más húmedos en su Palencia natal hubiera imaginado una situación como esta. Ahora bien, se lo ha currado: tanto como los másters que le regalaron para adornar su currículum. También ha hecho mucho esfuerzo demostrando su ignorancia nada inocente sobre el catalán y otras lenguas, la energía solar o incluso la geografía de su España. Casado es un político de mentira, una fake news con dos patas. ¿Y hay al final de estas patas? Exacto: dos pies. Y aquí está el tema: cómo calza el gran experto en materia agrícola, ganadera y lo que se le ponga por delante. Sobre todo en un entorno natural como el hábitat de las vacas que lo miraban alucinadas.

Casado, un líder muy rural / Instagram

Pablo caminaba con paso firme entre la hierba, las rocas, los caminos de tierra y las boñigas de los animales con los zapatos menos indicados para la ocasión, demostrando que de rural tiene lo mismo que de contorsionista, cirujano o cocinero de chuletones: exacto, nada. Un calzado de ante de 'pijo' urbanita que sólo sale de Madrid para representar operas bufas arañavotos. Quizás cuando acabó la jornada y emuló a su gurú Aznar poniendo los pies sobre la mesa algo apestaba, pero no sabía exactamente por qué.

Pablo Casado y sus zapatos de ante, ideales para una explotación ganadera / Instagram

José María Aznar con los zapatos sobre la mesa en presencia de George Bush / RTVE.es

El detalle lo retrata con precisión. Zapatero a tus zapatos... y Casado a la comedia.