El Papa Francisco tomó posesión del cargo ya hace seis años con la voluntad de desacralizar el pontificado y acercar la Iglesia a las personas. Transformar la institución y que deje de ser vista como un símbolo "imperial o monárquico". Francisco quiere ser el Papa del pueblo y para conseguirlo necesita que los católicos no se arrodillen cuando lo vean. Pero la tarea del Papa para conseguir que las personas religiosas no conciban su figura como una autoridad, sino como un hombre que quiere servirles, a veces es más pesada de lo que querría.
Francisco estaba ayer por la tarde en la localidad italiana de Loreto, en Ancona. El vídeo de su encuentro, en el santuario que hay en el municipio, con un grupo de vecinos del pueblo, se ha vuelto viral. Los feligreses forman una hilera y se acercan al Papa para hacerle una reverencia y besarle el anillo del Pescador. Pero Francisco no quiere que nadie le rinda pleitesía y cada vez que alguien intenta darle un beso al anillo papal, retira la mano con fuerza, incómodo. Las imágenes de la "cobra" del Papa se han convertido en un fenómeno en la red.
Unas imágenes que a algunos católicos les resultan violentas, pero que desde la Iglesia se han apresurado a explicar. El Papa no quiere que los católicos interpreten que lleva el anillo como símbolo de autoridad y considera que besar sus joyas es un gesto de sumisión que hay que erradicar de manera definitiva.