Ha pasado casi una semana, pero las celebraciones de los 12-O siguen coleando y ofreciéndonos shows indescriptibles. No, no hablamos de la paleta cromática de los humos de la Patrulla Águila, dibujando una bandera republicana gigante en el cielo de Madrid. La cosa va también de banderas, pero en vez de a la capital de España, este episodio nos lleva a Tarragona, en la díscola Catalunya. Aquí asistimos a varias manifestaciones de esta parroquia: por ejemplo, las de Barcelona. Una era supuestamente constitucionalista en el Paseo de Gràcia, aunque estaba llena de elementos de VOX, que son cualquier cosa menos fans de la Constitución. La otra, la de exaltados, neonazis y fascistas en Montjuïc. Un espectáculo.
A la primera de estas manifestaciones llegaron, como pasa a menudo, autobuses y vehículos particulares de ciudadanos de fuera de Catalunya. Había que cerrar filas e intentar que la foto no saliera demasiado deslucida, claro. Uno de los que hicieron los 650 kilómetros entre Madrid y Barcelona fue un tal Miguel Frontera, un ultra de pura cepa, colaborador de Javier Negre y bien conocido porque tendrá que ir al juzgado como responsable del acoso a Pablo Iglesias e Irene Montero. El hombre se plantó en el domicilio de Galapagar insultándolos y grabándolos en vídeo. La Fiscalía pide 3 años de prisión, mientras que el exvicepresidente y la ministra de Igualdad rebajan la pena a 18 meses. Un angelito.
Pues bien, Frontera hizo una excursión muy provechosa, cultural y provocadora. Su objetivo principal era pasearse con su parafernalia de VOX y reventar actos independentistas. Antes de llegar a Barcelona hacía parada y fonda en la capital del Tarragonès en casa de unos amigos. Estaba nervioso y con ganas de marcha: se levantó a las 6:30 de la mañana para dar un paseo por el barrio. Su relato es escalofriante: se encontró de bruces con lo que denomina como "guerra de banderas" en los balcones. Dice que en Madrid no pasa, allí sólo lucen la "una, grande y libre". Sus ojos se fijaban sobre todo en estas, pero también encontró catalanas, por supuesto. Curiosamente, no sacó esteladas, pero no pudo obviar los lazos amarillos: "Lazito de la chusmilla. Esa cosa. Esto es un cante, un escándalo". Más hallazgos: una arco iris, "la de lobby LGTBI, la movida esta de esta peña", e incluso de Rusia, Noruega o lo que él cree que es Venezuela, que en realidad es de Colombia. Ya tiene narices que un españolista se equivoque con Venezuela, país que siempre tienen en la punta de la lengua. Pero para pifia, la que estaba a punto de cometer.
Miguel apunta con su móvil a un balcón de donde cuelga una azul con una cruz amarilla en el medio. Estaba ya tan mareado que pierde la cabeza y pronuncia las palabras que harían que Don Pelayo saliera de su tumba para volver a morirse: "Tenemos aquí esta que no sé muy bien qué es. Será la de los templarios o no sé de quién...". Y se queda tan ancho. 0 en Geografía, pero de la española. 'Asturias, patria queridaaaaaaa'.
Este es Miguel Frontera, el acosador de Pablo Iglesias en Galapagar y colaborador del canal del Condenas.
— AsilVestraOಠ (@Asil_Vestra0) October 17, 2021
Si miráis su nivel educativo entenderéis muchas cosas. pic.twitter.com/5SzwNvWg17
Decía Miguel Frontera que no sabía que pasaba, que la gente le miraba de forma extraña por llevar una pulsera de VOX cuando entraba en los bares a desayunar (a las 6:30 de la mañana, no sabemos qué tipo de establecimientos estaba visitando). Quizás no era el merchandising, sino que eran todos asturianos, alucinando con el señor.