El pimpampum de la catalanofobia está de rebajas. ¿A los ultras no le gusta el belén de Barcelona? Quema Catalunya. ¿Que Miki entra en un súper de Madrid? Quema Catalunya. ¿El Barça cumple 120 años de historia? Quema Catalunya. Es igual. Siempre toca. Y sí, decimos Catalunya, no sólo independentistas. La diferencia no es menor. Hace tiempo que ser catalán es sinónimo de sospecha, de demonización, de falta absoluta de respeto y ecuanimidad. Vaya, que el sentido común españolista cogió la baja y nadie le ha echado de menos. La película la hemos visto muchas veces. Pero no se agotan. Insisten e insisten con insultos, desprecios y sobre todo, restregando la rojigualda por la cara de cualquier desafecto al régimen de la 'Ñ'. La última muestra, el timeline del presidente del Barça, Josep Maria Bartomeu. A 'Barto' muchos lo quieren fuera del club, cierto, pero no por motivos deportivos. La cosa va por otros "derroteros".
"Fieles a los valores: catalanidad, democracia y universalidad". La reivindicación de Bartomeu ha encendido la mecha de la sensibilidad de los 'españoles mucho españoles', que se han abalanzado contra el mandatario culé por haber osado incluir términos tabú para ellos. Del abanico de ataques que ha recibido a lo largo de la jornada, la mayoría de ellos pidiendo su dimisión, de vez en cuando te vas encontrando con las fondas reflexiones de los superhéroes de la tolerancia. "Basura catalana" o "hijo de perra", entre las reacciones más 'juiciosas'.
Mira que 'Barto' sólo ha hablado de "catalanidad y democracia". Llega a hablar de presos políticos, de represión o catalanofobia, y ya tenemos la hoguera preparada para chamuscarlo. Su gestión será decepcionante, pero aquí hablamos de otra cosa. Felicidades. ¡Visca el Barça, visca Catalunya!