La celebración del Día Internacional del Orgullo LGTBI+ es una fecha marcada a fuego para buena parte de la sociedad. Muchos porque es el día que hacen (o intentan hacer) visible su reivindicación de igualdad, de exigencia de respeto, de lucha y de memoria. Sus detractores, en cambio, porque todos sus demonios se hacen realidad. Demonios multicolor, por cierto: tantos como los del arco iris, los que lucen en la bandera de este colectivo. Una bandera que les provoca escozor, terrores nocturnos, úlceras y diarreas. Ah, sí, y muy mala leche. Ya se pueden imaginar quiénes son los más afectados por este mal: los ultras en general.
La caverna ha vivido este 28 de junio fiel a sus tradiciones: con intolerancia, insultos, ataques y caspa, mucha caspa. Pero también con una guerra fratricida, con fuego amigo. Pelea facha, para entendernos. Todo porque uno de sus símbolos más sagrados ha hecho un movimiento público que no les ha gustado un pelo: sumarse a la festividad pero en el bando de los "malos". Hablamos de la Guardia Civil, la Benemérita, el único cuerpo de policía de naturaleza militar del Estado español y uno de los arietes del españolismo para combatir la desafección a la patria. Y sí, desafectos hay a punta pala: indepes, republicanos, vascos, rojos, homosexuales... Pues ahora ni que sea por un día podemos incluir a los picoletos. Han osado cambiar el escudo del Instituto armado y mancillarlo con los colores prohibidos. Drama máximo.
La reacción ultra al tuit pro-LGTBI de la Guardia Civil, airada y visceral
La reacción ha sido furiosa, visceral, pura ira. Los ultras (del PP, de VOX, de C's o de Hazte Oír y similares) han aparcado su sacrosanta defensa del cuerpo del tricornio y han empezado a escupir todo tipo de improperios contra la cuenta de la Guardia Civil. La palabra más leída y utilizada es la de "vergüenza". No es que sorprenda demasiado, porque todos conocemos el tipo de persona que forman parte de este grupo, aunque pensábamos que los uniformados verdes eran intocables. Pues ni mucho menos. Si han pecado, que paguen. Al paredón. Entre las bonitas respuestas que inundan la red, destacamos algunas como "mamarrachada", "gilipollas", "chorradas pogres"... Pero vaya, que la cosa es un festival de la infamia.
El caso del guardia civil que insulta a su propio cuerpo
El aquelarre ultra nos ha ofrecido un espectáculo añadido, un número especial de un solista que se ha hecho inmensamente famoso. Tanto que ha tenido que borrar su propia cuenta de Twitter. Se trata, presuntamente, de un agente del cuerpo que había respondido de esta manera a la institución: "Gracias por hacernos sentir vergüenza a la mayoría de guardias civiles". Su autor revela el sentir general en los cuarteles del Estado español: homofobia galopante. Le han llovido palos por todos lados. El hombre ha pedido disculpas a su manera, "respeto para la identidad sexual de cada persona, pero no desde el perfil oficial de un cuerpo policial", pero mejor si se hubiera quedado calladito porque todavía empeora la cosa. Total, que se ha evaporado. Muy valiente. Y estos son los que tienen que protegernos, tú.
Todo por la patria, menos si eres, piensas, sientes o te identificas con algo que no sea de mucho machote y mucho español. Qué país.