En En Blau tenemos una especial debilidad por Riqui Puig. El joven del plantel azulgrana tiene un talento, un arrebato, y uno de aquellos intangibles que cuando saltan encima del césped, no te dejan indiferente. Acierte o la pifie, hace cosas diferentes, mira hacia adelante y no le quema la pelota, todo lo contrario, siempre la pide, a pesar de sus 21 años. Koeman no le ha dado muchos minutos esta temporada, veremos si se marcha cedido o no la próxima, pero si por nosotros fuera, Riqui, siempre en nuestro equipo.
El grande y tristemente desaparecido Andrés Montes, GENIO absoluto a la hora de retransmitir partidos de fútbol o de baloncesto, maestro poniendo apodos y diciendo coletillas y frases que toda una generación después hemos repetido a la mínima de cambio, decía, hablando de los cracs de la NBA: "¿Daimiel, por qué todos los jugones sonríen igual?". Si el bueno de Montes hubiera visto jugar a Riqui Puig, diría lo mismo de él. Puig es un paradigma de aquello de salid y disfrutad que pregonaba Cruyff. Siempre tiene una sonrisa de oreja a oreja, cuándo juega a fútbol o cuándo está de vacaciones:
Incluso, Riqui ríe cuando el resto alucinamos y ponemos los ojos como naranjas. El de Matadepera se encuentra de vacaciones y lo ha aprovechado poniéndose el bañador y dándose un chapuzón en una piscina. Y no es lo único que hace cuando se encuentra en una piscina. El joven del plantel también ha demostrado sus habilidades con una pelota en uno de los bordes, haciendo toques mientras sus fans sufren para que no le falle el equilibrio en un espacio tan reducido y contemplando cómo es capaz de hacer filigranas en un ángulo tan pequeño.
Como dice Ozuna, el cantante de la canción que suena, Este loko. Un loko que, como se ha demostrado, controla el más mínimo riesgo. Locos por Riqui.