La CIA (Estados Unidos), el MI6 (Reino Unido) y el Mosad (Israel) son probablemente las agencias de inteligencia más famosas del mundo. Han salido en centenares de películas de acción, desbaratando complots internacionales, amenazas nucleares y malvados que se quieren apoderar del mundo, pero es sin duda la agencia israelí la que posee una mística y reputación especial, y su sombra siempre está presente en las operaciones de la sotogeopolítica internacional, espionaje y contraespionaje, en otras palabras, inteligencia y contrainteligencia. La más reciente, los ataques coordinados de los dispositivos electrónicos utilizados por miembros de Hizbulá (sobre todo buscapersonas y walkie-talkies), que en 24 horas han causado la muerte de al menos 37 personas y más de 3.000 heridos en el Líbano y Siria, que se atribuyen al Mosad, y que son considerados una auténtica obra maestra en el contexto de la inteligencia mundial por su demostración de capacidades avanzadas para infiltrarse en los sistemas de comunicación de una organización como Hizbulá. Esta acción ha supuesto un golpe de prestigio para los servicios de inteligencia del país, que tan mal parados quedaron cuando no pudieron detectar con antelación los ataques de Hamás del 7 de octubre pasado.

Un país rodeado de enemigos

Y es que un Estado como el de Israel, rodeado de enemigos (Irán, Hizbulá, Hamás, Siria, Estado Islámico, Al-Qaeda…) y con una situación geopolítica compleja en la región, afronta unos desafíos de seguridad mayúsculos que lo han obligado a protegerse creando las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), consideradas una de las fuerzas armadas más capaces y efectivas del mundo, y algunas de las agencias de inteligencia más prestigiosas, o sistemas de defensa tecnológicamente más avanzados, como la Cúpula de Hierro, para neutralizar los ataques balísticos que llegan por el cielo. Entre las agencias israelíes de prestigio destacan al Mosad, la agencia de inteligencia exterior, responsable de operaciones de inteligencia fuera del país; Shabak (anteriormente conocido como Shin Bet), la agencia responsable de la seguridad interna de Israel, incluyendo contrainteligencia y seguridad en los territorios ocupados, y Aman la agencia de inteligencia militar de las Fuerzas de Defensa de Israel, que incluye subdivisiones como la inteligencia de la Fuerza Aérea, la Inteligencia Naval, el cuerpo de Inteligencia del Ejército y las unidades de inteligencia de los mandos regionales y las especializadas, como la Unidad 8200 especializada en inteligencia de señales.

El shock de los ataques de Hamás

Las amenazas con las cuales el estado de Israel convive desde su creación en 1948 afectan a la vida cotidiana de sus ciudadanos, y por eso los israelíes quedaron en shock y experimentaron una pérdida de confianza en sus servicios de inteligencia, que a pesar de ser considerados entre los mejores del mundo, no fueron capaces de prever los ataques de Hamás del 7 de octubre. Unos ataques que desencadenaron la guerra de Gaza, con el asesinato de 1.200 personas, la mayoría civiles israelíes, y la captura de 240 rehenes, y la consiguiente represalia por parte del régimen del primer ministro Benjamin Netanyahu que ya se ha cobrado la vida de más de 41.000 palestinos. La sensación de vulnerabilidad que se generó entre la población, que confiaba en la capacidad del país para anticipar y prever amenazas, cuestionó la eficacia de las medidas de seguridad y la capacidad del gobierno de Netanyahu de protegerlos.

De Gaza al Líbano

Pero la guerra de Gaza también se libra en la frontera con el sur del Líbano, con los ataques aéreos de Hizbulá contra objetivos en el norte de Israel, que con el lanzamiento de cohetes y drones ha tenido ahora un episodio que ha sacudido el enfrentamiento entre los israelíes y la guerrilla chií (que cuenta con el apoyo económico y logístico de Irán) con la oleada de explosiones simultáneas de los dispositivos de comunicación que ha vuelto a poner el Mosad y los servicios de inteligencia israelíes en el punto de mira. El gobierno de Benjamin Netanyahu no ha hecho ningún comentario oficial sobre las explosiones. El ejército israelí no ha confirmado ni negado su participación, pero las fuentes hablan y filtran informaciones, y todas apuntan que el Mosad está detrás, que ha sido una operación conjunta con las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) que es como se llama el ejército israelí, con la implicación de la Unidad 8200 de este cuerpo militar, especializada con inteligencia de señales (SIGINT), con funciones similares en lo que en los Estados Unidos sería la Agencia de Seguridad Nacional, aunque en Israel esta unidad es militar.

Según The New York Times, uno de los medios mejor informados, con una red de informadores dentro de las comunidades de inteligencia y seguridad tanto de los Estados Unidos como de Israel, la operación del Líbano se habría orquestado desde el gobierno israelí. Otras informaciones afirman que la Unidad 8200 participó en las fases de desarrollo y ensayo de la operación, determinando específicamente cómo implantar el explosivo en el interior del dispositivo electrónico durante el proceso de fabricación. Lo que se cree es que el Mosad consiguió infiltrarse en la cadena de suministro de los dispositivos de comunicación de Hizbulá, colocando estos explosivos en los dispositivos meses antes de la detonación.

Operaciones de película

Dentro de la historia de luces y sombras que ha perseguido la historia del Mosad, el éxito de la operación supone un golpe de confianza para los ciudadanos israelíes en sus servicios de inteligencia y de seguridad, y un sentimiento de orgullo que recuerda a los vividos gracias a otros éxitos significativos conseguidos en el pasado. El Instituto de Inteligencia y Operaciones Especiales (el nombre oficial del Mosad) fue constituido en 1949, meses después de la creación del mismo Estado de Israel por David Ben-Gurión, el primer gobernante del país. Su misión es "reunir inteligencia, frustrar amenazas y garantizar la seguridad del Estado de Israel y el pueblo judío" y cuenta con un presupuesto de más de 3.000 millones de dólares y una plantilla de unos 7.000 empleados. El lema oficial del Mosad proviene de Proverbios 11:14: "Donde no hay dirección sabia, caerá el pueblo; Mas en la multitud de consejeros hay seguridad". La organización enfatiza el secreto, la lealtad y el compromiso con la seguridad de Israel. Los aspirantes katsas, oficiales de campo del Mosad, pasan por un riguroso proceso de selección y entrenamiento en la academia Midrasha, en las que tienen que superar pruebas físicas, psicológicas y de habilidades específicas, con un entrenamiento busca forjar una identidad y sentido de pertenencia. El emblema del Mosad incluye una menorá (candelabro de siete brazos), símbolo del judaísmo, tal como aparece en la Puerta de Tito de Roma.

Muchos de sus éxitos han sido llevados al cine y la televisión, como el del secuestro del exlíder nazi Adolf Eichmann en Argentina, en 1960, conocida como Operación Garibaldi, en honor en la calle donde vivía la exlíder nazi en un suburbio de Buenos Aires. Eichmann fue llevado a Israel para ser juzgado, condenado y posteriormente ejecutado por sus crímenes de guerra. También la Operación Entebbe, que supuso la liberación de pasajeros secuestrados en el aeropuerto ugandés de Entebbe, o la Operación Cólera de Dios, que consistió en la cacería y eliminación de los palestinos de la organización Septiembre Negro que fueron autores o cómplices de la masacre de los atletas israelíes a los Juegos Olímpicos de Múnich 72 y que también fue llevada a las pantallas. Pero al Mosad también se le atribuyen numerosas operaciones encubiertas de sabotaje y asesinatos selectivos contra objetivos considerados como amenazas para Israel.