Hace un año que el joven activista Dani Gallardo se encuentra en prisión por haber protestado contra la sentencia del procés en Madrid. Y se enfrenta a una pena de seis años que pide la Fiscalía. Este viernes arranca su juicio en la Audiencia Provincial, que se desarrollará en dos sesiones. Hasta las puertas del tribunal se han acercado hoy las fuerzas independentistas, que han querido mostrarle su apoyo, aparte del Movimiento Antirrepressivo de Madrid. Ha habido esta presencia y una gran ausencia, la izquierda española que gobierna el Estado, que a duras penas se ha molestado en recabar información sobre el caso.
La portavoz adjunta de ERC en el Congreso, Carolina Telechea, ha denunciado "otro caso de abuso judicial y policial". El Estado, ha lamentado, no se detiene, porque "es heredero del fascismo, de la derecha más rancia y casposa". Por su parte, la también diputada Montse Bassa ha trasladado su empatía como familiar de una presa política. "El juicio que hoy empieza sólo tiene una respuesta, que es la absolución; pero sin embargo, seguirá siendo una injusticia, porque ya le han robado un año de su vida", ha asegurado la hermana de la consellera Dolors Bassa.
"Estamos un día más acompañando a personas que sufren represión. Hoy es el turno de Dani Gallardo por manifestarse en Madrid contra la sentencia del 1-O", ha constatado Laura Borràs, también desde las puertas de la Audiencia Provincial. La portavoz de JxCat ha denunciado que lleva "un año privado de libertad, un año de vulneración de sus derechos".
Desde hace un año, duerme en una celda, entre rejas, en Alcalá Meco. Un año de prisión provisional sin fianza en que los múltiples recursos han sido tumbados por el tribunal. A pesar de ser un joven de 23 años, que lleva uno en prisión y que se enfrenta a un total de seis, está "bastante bien", según su entorno. Está "fuerte" y convencido de lo que hace: "Defender el derecho de manifestación, que es contra loque están atentando, y lo hace con la cabeza bien alta".
¿Cómo fueron los hechos?
El relato de la defensa es el siguiente. El 16 de octubre de 2019, después de la sentencia del procés, varios colectivos madrileños convocaron una concentración en la Puerta del Sol para protestar contra la condena a los presos políticos y la represión en Catalunya. Una vez en Sol, y después de varias provocaciones de grupos fascistas que se presentaron allí, decidieron mover la protesta hacia las puertas del Congreso de los Diputados. Intentan llegar a la cámara baja, dando la vuelta por Tirso de Molina, pero antes de acercarse empiezan a cargar los antidisturbios del Cuerpo Nacional de Policía. Los manifestantes se dispersan.
"En estas cargas detienen a tres personas, una de ellas menor de edad, pero a a Dani no lo detienen allí, sino mucho más tarde", relata Alejandra, portavoz de su defensa. De hecho, Dani ya estaba volviendo a casa con sus amigos cuando toparon con la policía, ya pasados los disturbios. Los antidisturbios van a por ellos y los chicos huyen como pueden. Los agentes consiguen atrapar a Elsa, amiga de Dani. "Él se da cuenta de que no les sigue, que la había cogido la policía y la estaban apaleando. Entonces da media vuelta y va a ayudarla. Allí es cuando lo detienen y lo apalean a él también", explica la portavoz del Movimiento Antirrepresivo de Madrid.
¿Son consistentes las pruebas?
La principal acusación contra Dani Gallardo es por, supuestamente, haber agredido a un policía con un palo de madera con unos clavos oxidados, extraido de un palé, que se habría clavado en el casco pero no lo habría perforado. "No es cierto. Ni siquiera hay pruebas reales ni consistentes", denuncia Alejandra. La principal prueba es una fotografía del casco, que fue debidamente filtrada a El Mundo para incriminar a Dani. "En la foto se ve el casco con el palo clavado, pero en comisaría. Es imposible que eso hubiera aguantado el traslado. No se aguanta por ningún sitio", dice la portavoz del colectivo. Además, subraya, Dani es un chico de complexión muy delgada que no tendría ni la fuerza para clavarlo en el casco de un antidisturbios. "Y si lo consiguiera clavar, no podría con tanta profundidad como para aguantar hasta llegar a comisaría y hacerle la foto", sostiene.
La otra prueba es el parte de lesiones del policía supuestamente agredido, que ni existe, según Alejandra. "El policía va allí y dice que presenta dolor en la cabeza. El tratamiento que le dan es, simplemente ibuprofeno. Esto es el parte de lesiones", señala. Para acabar de remacharlo, el parte de lesiones presentado por el agente es una hora anterior a la detención de Dani Gallardo. "La acusación se sustenta como siempre en la palabra del policía, que en este país es suficiente para hacer y deshacer. Lo que diga el policía va a misa", denuncia la defensa. Están preparados para más irregularidades y "sorpresas" durante el juicio oral. "En estos casos nunca se sabe", admiten.