Los once de diputados de Vox han decidido abandonar el hemiciclo en el momento en qué la presidenta del Parlament, Laura Borràs, ha proclamado a Pere Aragonès como 132º president de la Generalitat una vez leídos y comprobados los resultados de la votación.

Los parlamentarios ultras se han levantado y han abandonado el salón de plenos mientras los diputados independentistas aplaudían la investidura y el resto continuaban sentados en sus escaños. Sin embargo, el líder del PSC, Salvador Illa, y la de los comuns, Jéssica Albiach, se han levantado para felicitarlo.

No han hecho lo mismo que los diputados ultras los de Ciudadanos y el PP, que se han quedado también en sus escaños en un momento que suele ser muy solemne. Desde el partido han confirmado que se han marchado por convicciones y porque creen que "no hay nada que celebrar". En este sentido niegan haberlo hecho para marcar distancias con sus adversarios en el bloque unionista.

 

El camino hasta la investidura

El republicano ha sido investido con los votos de Junts y la CUP después de tres meses de negociaciones que han hecho variar las expectativas sobre qué composición tendría el futuro Govern de la Generalitat, que finalmente será igual que el último, pero con el orden invertido entre sus socios.

La investidura ha requerido tres intentos, cosa que no había pasado nunca en la historia de la democracia catalana. Ahora bien, también es cierto que desde Pasqual Maragall no se materializaba una investidura con 74 votos a favor -hoy los de ERC, Junts y la CUP. Son dos ejemplos claros de la capacidad de resiliencia del coordinador nacional de ERC.

El ademán de Aragonès en este tercer asalto ha sido bañado ya de un aura diferente a los dos primeros intentos. Esta vez sabía que saldría president y esto lo ha armado con mucha más seguridad. Durante su discurso inicial, el jueves por la tarde, quiso ponerse a ello, sin esconder que tiene prisa para tomar el timón. Quiere, dice, gobernar para  todos los catalanes, también los que no quieren la independencia, para ofrecerlos más que una vida digna.

El primer gran reto que tendrá su ejecutivo es hacer un reset para diferenciarse del anterior y romper definitivamente con la dinámica de hacer público día sí, día, también las disputas internas.

 

Imagen principal: el líder del grupo parlamentario de Vox, Ignacio Garriga, abandonando el hemiciclo cuando Aragonès era proclamado president / Foto: ACN