El major, Josep Lluís Trapero, ha pedido comparecer en el Parlament para explicar los dispositivos policiales que se han hecho desde el 16 de febrero cuando empezaron las protestas por la detención y encarcelamiento de Pablo Hasél, pero el Govern no lo ha autorizado, según ha podido saber ElNacional.cat. Lo ha revelado hoy durante la reunión con los 200 mandos del cuerpo que se ha hecho en el complejo central de Egara.

Trapero hizo la petición para comparecer por voluntad propia el 23 de febrero, el martes pasado, pero el Govern dijo que no. Utilizó un tema de forma como excusa. Con el Parlament en funciones, cuando hay que comparecer ante la Diputación Permanente, el trámite es otro y no suelen comparecer cargos técnicos.

La comparecencia la hará, por lo tanto, sólo el conseller de Interior, Miquel Sàmper. Está fijada para mañana por la tarde y tendrá una respuesta estrictamente política, que se espera que sobrepase los detalles técnicos que el cuerpo de los Mossos d'Esquadra tendrá que preparar para que los explique el conseller, en vez de explicarse a través de su major.

Las explicaciones de Trapero, si le hubieran dejado, habrían llegado en medio del debate sobre si hace falta o no modificar el modelo de orden público y cómo hacerlo. Un extremo que está justo en las negociaciones para la formación del nuevo Govern y que desde el primer día se ha puesto sobre la mesa como uno de los principales obstáculos a resolver. En un primer momento todos se posicionaron, incluso, en denunciar intervenciones de los Mossos que estaban todavía siendo investigadas. Ahora se quiere una calma tensa para encontrar un principio de acuerdo que permita a ERC cerrar el primer capítulo para el pacto de gobierno con la CUP. Entre los dos partidos se han aceptado y desmentido varias propuestas como la de la moratoria para la utilización de las balas de foam o la retirada de la defensa jurídica en los mossos que tengan casos por presunta mala praxis.

Todo, un capítulo más que agrava la situación y malestar interno de los Mossos d'Esquadra, que hace 15 días dieron un toque de atención a los partidos que pusieron el cuerpo en medio de la investidura.

Blindarse de injerencias

Mientras tanto, hoy los mandos se han reunido por segunda vez para analizar toda la evolución de las protestas y el dispositivo después de intentar blindarse hace 10 días del debate político. En la primera reunión decidieron estar al margen de injerencias políticas y blindarse. Y es que el debate público sobre la actuación de los Mossos hizo estallar el cuerpo por dentro.

La corriente de opinión interna apuntaba hacia una huelga encubierta que dejaría el cuerpo sin efectivos a raíz de una cadena de bajas. Los mossos no tienen derecho a huelga y los sindicatos no lo pueden avalar, pero es un secreto a voces. La circunstancia une agentes, mandos y sindicatos en una situación inédita hasta ahora.

En el cuerpo no gustó la actitud "pueril" que tuvo el conseller de Interior, Miquel Sàmper, en la rueda de prensa del miércoles, cuando "rogó" que las manifestaciones que estaban previstas para la noche no fueran violentas. Creen que el conseller habría tenido que decir que si eran violentas, los Mossos actuarían con contundencia.