Tal día como hoy del año 1725, hace 298 años, en Viena (archiducado independiente de Austria); los representantes diplomáticos de las cancillerías Borbón española y Habsburgo austríaca, firmaban la Paz de Viena, que tenía que poner fin, definitivamente, a la guerra de Sucesión hispánica (1701-1715), y sobre todo a las consecuencias derivadas del resultado del conflicto. Una de las principales cuestiones que se abordaron fue poner fin a la represión que el régimen borbónico español, ganador del conflicto, ejercía sobre los dirigentes del partido austriacista catalán (incautación de bienes, prisión o exilio). También se puso sobre la mesa la tributación de guerra que el régimen borbónico había impuesto en Catalunya.

Finalmente, en aquel tratado se pactaron acuerdos de tipo internacional, que no disminuirían la represión política, económica y tributaria que sufría Catalunya. Las cancillerías de Madrid y de Viena pactaron que Carlos de Habsburgo renunciaba para siempre a la corona hispánica y a sus posesiones (incluso a las que el régimen borbónico había cedido a los aliados austriacistas a cambio de la paz). Y, en contrapartida, Felipe de Borbón renunciaba también para siempre a las antiguas posesiones hispánicas que habían quedado para los austríacos (Países Bajos, Nápoles y Sicilia). En este punto es importante destacar que Borbón no respetó el pacto, al ocupar, posteriormente, Nápoles y Sicilia (1735).

Por lo que respecta al caso de los catalanes, el régimen borbónico aceptó la restitución de los bienes confiscados a los austriacistas. En aquel momento se produjo un movimiento de retorno de una parte importante del exilio catalán y valenciano en Viena. Sin embargo, pasados tres años (1728), no se había resuelto ningún expediente de restitución. El régimen borbónico español había puesto todas las trabas administrativas posibles para evitar la devolución de los patrimonios confiscados; y una parte del exilio volvió a Viena. Esta parte estaría formada, principalmente, por las clases mercantiles exiliadas en 1714. Los que se quedaron tuvieron que esperar muchos años e invertir grandes sumas para recuperar su patrimonio.