Uno de cada cinco pensionistas (21,6% del total) -algo más de 2,16 millones de personas- tienen una pensión por debajo de lo que se considera mínimo para vivir, por lo que el Estado, a través de los Presupuestos Generales del Estado, les complementa cada mes (por 14 pagas) con unos ingresos hasta llegar a ese mínimo vital. Es lo que se conoce como pensiones con complementos a mínimos, aunque no existe un único “mínimo” considerado como imprescindible para poder vivir. Dependerá del tipo de pensión (jubilación, incapacidad permanente, viudedad...), el régimen de la prestación (general, autónomos, accidentes de trabajo…) y las condiciones personales del pensionista (con cónyuge a cargo o sin él, si el cónyuge tiene menos o más de 65 años, con discapacidad…).
Por hacer un resumen, las estadísticas de la Seguridad Social fijan la pensión considerada como mínima entre los 733 a los 788 euros por pensionista, con la excepción de las del SOVI, marginales, con 368 euros. Pues bien, de esa cantidad considerada como mínima, el Estado tiene que aportar entre 254 y 225 euros, 92 en caso del SOVI. Actualmente hay 2.166.643 pensionistas, el 21,6% sobre un total de 10.019.006 pensiones contributivas, que cobran este complemento, pues las cotizaciones a lo largo de su vida laboral no fueron suficientes para obtener una pensión “considerada como mínima” para poder vivir. En la estadística, de medía cobraron cada uno de esos 2,16 millones una pensión de 738,74 euros por 14 pagas y el complemento que abonó el Estado fue de 242,76 euros. Lo que supone un desembolso desde los Presupuestos Generales del Estado de 525 millones de euros por 14 pagas, 7.350 millones de euros al año.
Modificado en la reforma de pensiones
El último acuerdo de pensiones firmado entre el Gobierno y los sindicatos reformó las pensiones mínimas que se convirtieron en el caballo de batalla de CCOO y UGT junto a la mejora de los complementos a las pensiones por la brecha de género. Antonio González, técnico de UGT que participó directamente en las negociaciones, explica a ON ECONOMIA que antes de la reforma el Gobierno decidía cada año cuánto subir la pensión mínima y se aprobaba la tabla de todas las modalidades en los Presupuestos Generales. Una vieja reivindicación sindical ha sido establecer un mecanismo que determine de una manera “más objetiva” este mínimo, declara González, que matiza que el Estado corre con el coste del complemento y la Seguridad Social con la pensión contributiva que le corresponde a cada persona según su cotización.
La referencia ha sido el umbral de pobreza que, según marca la Unión Europea, es el 60% de la mediana de ingresos que calcula el INE en la Encuesta de Condiciones de Vida (ECV). No obstante, como esta estadística lleva un retraso de caso dos años (este lunes se han conocido los datos referentes a 2021) se ha acordado una fórmula para que se actualice esa cifra aplicando el promedio de la subida de la mediana de ingresos de los últimos ocho años. Así las subidas ya no estarán al arbitrio del Gobierno, sino de la evolución de la renta media de los españoles, aclara el técnico de UGT.
Radiografía de los pensionistas con complemento
Los pensionistas que fueron autónomos, que han pagado a la Seguridad Social cotizaciones muy bajas, son con diferencia los más numerosos en el colectivo que reciben los complementos a mínimos. En marzo, uno de cada tres pensionistas del RETA (32,5%) recibieron dinero procedente de los Presupuestos Generales del Estado para alcanzar el mínimo establecido por el Gobierno como “pensión digna”, frente a los pensionistas del Régimen General que reciben complementos el 20%. No obstante, la pensión de los autónomos fue en marzo 746,45 euros, 11 euros por encima de la de los asalariados y recibieron un complemento mayor que se les paga con los Presupuestos Generales del Estado: 254 euros para los autónomos, mientras que los asalariados reciben de media 238 euros.
Por número de pensiones, los procedentes del Régimen General con complementos sumaron 1,47 millones (68% del total) y los autónomos 0,64 millones (29,7%). Respecto al tipo de pensión, la de jubilación copó el 58% de las pensiones complementadas, las de viudedad el 28%, las de orfandad el 6,8% y las de viudedad el 6,2%. Pero si hay algo que caracteriza a este colectivo es su feminización, pues el 67% son mujeres, con carreras laborales mucho más cortas por el cuidado de los hijos y con menores salarios, lo que arroja pensiones contributivas más bajas. De hecho, del conjunto de pensionistas varones sólo el 15% recibe complemento, mientras que en el caso de las mujeres se eleva al 27,5%.
Diferencias por comunidades autónomas
Otro de los factores que inciden en el mayor o menor peso de pensiones con complementos es la comunidad autónoma donde se haya desarrollado la carrera laboral. Así, en el País Vasco solo el 10,3% de las pensiones contributivas están por debajo del mínimo considerado por el Gobierno como imprescindible para vivir, mientras que en el otro extremo, el 40% de los pensionistas con prestación contributiva en Extremadura reciben un complemento de los Presupuestos Generales del Estado.
Entre medias, el porcentaje de pensiones a mínimos sobre el total de la región fue en Castilla-La Mancha el 33%, en Andalucía el 28,5%, en Canarias el 27,7%, en Galicia y en la Región de Murcia el 27,2%, en Castilla y León el 24,3%, en la Comunidad Valenciana el 24,2%, en La Rioja el 20,4%, en Aragón el 19,3%, en Baleares el 16,8%, en Cantabria el 16,4%, en Navarra el 15,1%, en Asturias el 14,7%, en Catalunya el 14,3% y en la Comunidad de Madrid el 14,2%