El futuro de los aeropuertos se decide en Asia. Los de más tráfico –Dubái, Kuala Lumpur, Incheon o los chinos de Guangzhou y Shenzhen- se están transformando en parques temáticos para fidelizar a los pasajeros. Mientras que los usuarios de los aeropuertos europeos intentan salir de sus instalaciones lo más pronto posible, cada vez hay más que programan estancias de uno, dos o más días en las grandes terminales temáticas asiáticas.

Europa todavía está lejos de este modelo, pero Òscar Oliver, experto en el negocio aeronáutico y aeroportuario, señala que los aeropuertos de todo el mundo se están convirtiendo en "contenedores de actividades económicas muy diversas". Cada vez hay más que buscan que la experiencia del pasajero sea única y, para conseguirlo, deben ser "confortables". A las actividades tradicionales de las tiendas, restaurantes y hoteles, se están añadiendo salas de cine –por ejemplo, en los aeropuertos de Shanghái y Singapur son gratis para los pasajeros con billete de vuelo–, resortes, centros de convenciones... o jardines botánicos.

Tradicionalmente, los aeropuertos han vivido de las llamadas tarifas aeroportuarias, que abonan las compañías aéreas, pero los ingresos por este concepto van a la baja mientras aumentan los de las actividades comerciales e inmobiliarias (alquileres). Oliver señala que, en un aeropuerto comercial de tipo medio, los ingresos del negocio aeronáutico –tarifas de aterrizaje, carga y por pasajeros– han pasado de significar el 50% a solo el 35% en pocos años, y siguen bajando.

Cada vez más se enfocan hacia los ingresos comerciales e inmobiliarios. En este sentido, Oliver recuerda que un aeropuerto no tiene que ser necesariamente el punto final o inicial de un viaje porque ya los hay, sobre todo en Asia, que se preocupan por "atraer" a los pasajeros en conexión, que efectuan escalas para ir de un país a otro. Se trata de "premiar" al viajero que decide utilizar "tu aeropuerto" para una conexión aérea. Y para premiarlo, se le ofrecen "incentivos" que pasan por comodidades y determinadas experiencias en un intento de fidelizarlo.

Modelos asiáticos

Mientras el aeropuerto de El Prat todavía no ha decidido su futuro, hay grandes aeropuertos asiáticos que lideran la apuesta para atraer pasajeros de rutas de largo radio que están en tránsito. Oliver destaca estos cinco casos:

Kuala Lumpur (Malasia). Tiene la mayor terminal para pasajeros de vuelos low cost del mundo, con capacidad para acoger a 45 millones de personas anuales. De hecho, es un nuevo concepto de aeropuerto dentro de un centro comercial, con 350.000 metros cuadrados y cuatro niveles

Dubái (Emiratos Árabes). Es el aeropuerto más concurrido del mundo por lo que se refiere al tráfico de largo radio, el tercero en número de pasajeros y el sexto en carga a pesar de disponer solo de dos pistas. Sus instalaciones son un gran centro comercial abierto las 24 horas del día.

Shenzhen (China). Se proyecta un gran centro de exposiciones al norte del aeropuerto, que ocupará una superficie de 4,3 millones de metros cuadrados, con medio millón metros cuadrados más de espacio de reuniones flexible. En una segunda fase, se prevé construir un millón más de metros cuadrados adicionales de espacio de exposición, aparte de tres hoteles, zonas industriales y nuevos desarrollos en lo que será un nuevo distrito destinado a las convenciones. A la ciudad de Shenzhen se la considera la Silicon Valley china, con fáciles accesos a Hong Kong y Macao.

Incheon (Corea del Sur). Se proyecta un complejo que se llamará Inspire Integrated Resort ('Inspire'), con el objetivo que sea el epicentro de la creciente industria del entretenimiento, turismo y hostelería de Corea del Sur. Supone un cambio de paradigma porque del turismo centrado en las compras se pasa a la cultura y el entretenimiento. Conectará con un programa de viajeros en conexión del aeropuerto. Al lado se desarrollará otro complejo denominado Paradise City.

Guangzhou (China). La nueva ciudad aeroportuaria, diseñada por el estudio de arquitectura australiano Woods Bagot, incluye la sede de la compañía aérea China Southern, así como las infraestructuras para que crezca su negocio. Se trata de un desarrollo de uso mixto de 400 hectáreas, estructurado en 3 grandes zonas, que integran servicios comerciales, áreas industriales, residenciales y culturales, organizadas en torno a una red de espacios abiertos que refuerza el aspecto ecológico.

Hay otra realidad que son las ciudades aeroportuarias enfocadas a la actividad logística. En torno al aeropuerto del Prat se ha previsto una ciudad aeroportuaria –un proyecto a futuro, sin fecha– que se levantaría en una superficie de 543 hectáreas. La inversión se elevaría a 1.264 millones de euros, a los precios actuales, y se ejecutaría en un plazo de 20 años. Se trata de una iniciativa público-privada, pero, antes, hace falta desencallar el futuro del Prat.

Oliver advierte que, por la evolución del tráfico de los últimos meses, el aeropuerto del Prat superará este año los 55 millones de pasajeros, que se considera el límite de capacidad de sus terminales (que no de las pistas). Y tampoco se ha aprobado todavía la construcción de la nueva terminal satélite para los pasajeros de largo radio, que permitiría alcanzar a una capacidad de 70 millones de usuarios.