En una era plagada de desafíos de gobernanza, cambio climático, seguridad, transformación digital y crisis financieras, África se encuentra en una encrucijada que determinará su destino. Sin embargo, el continente tiene la mayor base demográfica y de recursos naturales del mundo que, si se libera, trazará un futuro de crecimiento y prosperidad para todos los africanos. No obstante, todos los meses vemos como miles de jóvenes africanos desesperados se ahogan en el Mediterráneo o intentando saltar vallas, tratando de llegar a Europa. Ante esta situación, la pregunta que nos tenemos que plantear es: ¿Por qué el crecimiento del empleo en África es tan bajo si las perspectivas de crecimiento económico son tan buenas?

El continente tiene que madurar. Tras las batallas del colonialismo y la era de los libertadores, ahora toca impulsar el crecimiento, concentrarse en el desarrollo y asumir la responsabilidad por el destino económico.

Con una superficie de más de 30 millones de km², África es una gran potencia debido a sus muchos activos y a su riqueza mineral, así como por sus 600 millones de hectáreas de tierra baldía —lo que representa un 60% de su superficie—. Por tanto, estamos hablando de un continente muy rico, con el 30% de los recursos naturales y 60% de la tierra cultivable del mundo. En cambio, su población poco se ha beneficiado de esta riqueza. A día de hoy seguimos hablando de 500 millones de personas que aún viven por debajo del umbral de pobreza y 200 millones habitan en estados frágiles o fallidos. El ingreso medio anual per cápita es solo de 1.000 dólares, pero los patrones de crecimiento varían mucho entre diferentes países.

África tiene que madurar. Tras las batallas del colonialismo y la era de los libertadores, ahora toca impulsar el crecimiento

El Área de Libre Comercio Continental Africana (AfCFTA), que entró en vigor hace tres años, es actualmente la mayor área de libre comercio del mundo. El mercado africano único aumentará el comercio interior al 25% en 2028, del 18% actual. El potencial es considerable y la integración es un factor clave en el desarrollo. En Europa, el 64% de las exportaciones se realizan dentro de la UE —en Asia, la tasa es del 59%—. Pero África es un continente muy poco integrado y que precisa derribar barreras para cambiar sus opciones. En este contexto, abordar los obstáculos y fomentar la cooperación regional, junto con mejoras en la infraestructura física, es fundamental para construir redes comerciales resilientes y eficientes.

Aquí es donde entra en juego el sector privado, que aporta no solo capital, sino también datos, conocimientos y comprensión de la logística, dando respuesta a los desafíos que plantean las exportaciones y las barreras comerciales regionales para hacer realidad los ambiciosos objetivos del AfCFTA.

En general, el pulso económico se ha acelerado, infundiendo dinamismo. El PIB combinado de las 50 distintas economías africanas aumentó un 4,9%. La clave no es solo el aumento de producción y el precio de los productos básicos, sino que también crecen las telecomunicaciones, la banca y el comercio, la construcción o los flujos de capital.

Pero la región es vulnerable. Tiene graves problemas, como la pobreza, la enfermedad, la mortalidad infantil, el cambio climático, la corrupción, los golpes de Estado militares, conflictos étnicos y religiosos, así como algunas dictaduras corruptas. Y, sin embargo, el desastre ya no es homogéneo y está siendo desafiado. La democratización, las reformas, la riqueza de recursos naturales, el incremento en los niveles de educación y alfabetización y una urbanización en expansión han llevado las tasas de crecimiento económico a niveles récord en la última década. Aunque esto no se ha traducido en la creación de los puestos de trabajo necesarios.

El pulso económico se ha acelerado, infundiendo dinamismo, pero África aun es vulnerable, tiene graves problemas

La demografía, con 1.495 millones de habitantes, la mitad menores de 18 años, puede ser un dividendo o un desafío, dependiendo del acierto de sus gobiernos y la colaboración internacional. En 2050, al ritmo actual, serán 2.100 millones, Es decir, una persona de cada cinco en el mundo será africana, también uno de cada cuatro trabajadores.

África precisa crear 100 millones de empleos en los próximos 5 años para satisfacer el crecimiento de la población y, también, para evitar convertirse en el mayor exportador de inmigrantes, escenario ideal de violencia y de países fallidos.

Durante la última década este crecimiento fue impulsado por la exportación de materias primas, que representa el 32% del PIB. Pero la venta de los productos básicos es intensiva en capital, con poco impacto en el empleo local. Proporcionar las condiciones para crear empleo es urgente. Hoy, 8 de cada 10 africanos son trabajadores autónomos y pobres atrapados en el sector informal, y 20 millones de jóvenes ingresan en el mundo laboral cada año, pero solo una quinta parte consigue un empleo.

África debe crear 100 millones de empleos en 5 años para satisfacer el crecimiento de población y evitar convertirse en el mayor exportador de inmigrantes

África necesita integración, sigue sufriendo discriminación en su propio continente. También necesita inversión en sectores como infraestructuras, tecnología y educación. Gran parte de sus recursos financieros están evadidos. La fuga ilícita de capital o la corrupción representa tres veces la ayuda internacional recibida en algunos períodos y es mayor que la inversión extranjera.

Apostar por la industrialización es un requisito indispensable. La industria representa el 10% del PIB, mientras la agricultura, el 12%, pero emplea el 60%. Esto indica que la riqueza de África no es donde está la gente. Esta es la principal paradoja del continente, con un mercado laboral débil. Abordar este tema complejo es un imperativo, puesto que las verdaderas causas son estructurales.

Nelson Mandela decía siempre "parece imposible hasta que se hace" y África puede mostrar, como lo hicieron otras regiones, que en el desarrollo nada es inevitable. Pero debe tener una visión clara de cómo crecer, y cómo se utiliza el crecimiento en beneficio de su población, no de una pequeña élite. En definitiva, se trata de resolver las contradicciones apostando por más justicia, libertad y más dignidad para el hombre.

África puede ser el próximo centro del mundo. Pero, quizás, lo más importante es que los africanos se lo crean. Una nueva África se está diseñando. En el camino de perseguir sus deseos, pueden sufrir, pero para ahorrar dolores, el continente debería convencer más allá de los sentimientos.