La Confederación Europea de Sindicatos y la organización europea de consumidores BEUC criticaron este viernes que el acuerdo de asociación entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur por el impacto que podría tener sobre las condiciones laborales y la sostenibilidad, mientras que la patronal BusinessEurope celebró que el pacto envía "una señal positiva" en un momento de auge del proteccionismo. La UE y el Mercosur (Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay) finalizaron este viernes las negociaciones de su acuerdo de asociación ya que, tras cerrarlo inicialmente en 2019 después de más de dos décadas de conversaciones, las reticencias de algunos países europeos, encabezados por Francia, con Italia y Polonia, obligaron a negociar garantías adicionales en materia de sostenibilidad y protección ambiental.

El comité de organizaciones agrarias y cooperativas europeas (Copa-Cogeca) lamentó la firma del acuerdo comercial al entender que tendrá "profundas consecuencias para la agricultura familiar en toda Europa" y anunció protestas en Bruselas el próximo lunes. "Los temores de la comunidad agrícola se han materializado", indicó el Copa-Cogeca en un comunicado que alerta de que, si los Estados miembros y el Parlamento Europeo aceptan el acuerdo, el impacto lo sufrirán también 450 millones de consumidores de la UE. Asimismo, anunció "una acción relámpago en Bruselas el lunes", coincidiendo con una reunión de ministros de Agricultura y Pesca de la UE.

Los ecologistas se han posicionado, igualmente, en contra. Así, la plataforma CAN Europe, de la que forman parte más de 1.700 organizaciones ecologistas europeas, cargó este viernes contra el acuerdo alcanzado entre la Unión Europea y los países de Mercosur por la falta de transparencia en las negociaciones y por el impacto económico perjudicial que creen que tendrá. En un comunicado, la asociación denuncia que el tratado ha sido negociado desde el "absoluto secreto" y añade que el texto completo "todavía no está disponible" tras casi 25 años de negociaciones, lo que evidencia una "falta total de transparencia y debate democrático" que "cuestiona la legitimidad" de la Comisión Europea para negociarlo.

Una posición que se ha apoyado al otro lado del Atlántico. Greenpeace Brasil alertó de los impactos "negativos" para el medioambiente y la salud de la población que podría generar el acuerdo de libre comercio. "Este acuerdo provocará presiones para aumentar la deforestación, pues estaremos intercambiando materias primas, a menudo procedentes de zonas deforestadas, incluida la Amazonia, por pesticidas, coches, motores de combustión y plásticos", señaló en una nota Camila Jardim, especialista en Política Internacional de la organización ecologista.

Gobiernos en contra

De lado político, Francia ha declarado este vierente que va a luchar "en cada etapa" del proceso para la aplicación del acuerdo UE-Mercosur. La ministra de Comercio Exterior en funciones, Sophie Primas, puntualizó que el anuncio del pacto en Montevideo no supone su firma. "La lucha no ha terminado", subrayó en un mensaje en su cuenta de X la ministra que ha rechazado de forma más tajante este acuerdo de libre comercio por el impacto que teme que tendría para su sector agrícola.

Italia también se ha sumado a las criticas, aunque con un tono menor. El gobierno italiano ha advertido de que no firmará el acuerdo comercial entre la Unión Europea y el Mercosur a menos que incluya mayores garantías para los agricultores europeos, según fuentes del gabinete de la primera ministra, Giorgia Meloni. "Confirmando que la profundización de las relaciones con los países del Mercosur debe seguir siendo una prioridad estratégica, en términos políticos, económicos e industriales, tanto para la UE como para Italia, el gobierno italiano considera que no hay condiciones para firmar el texto actual", indicaron a EFE las fuentes.

Del lado americano, el presidente de Argentina, Javier Milei, aseguró este viernes durante su participación en la Cumbre del Mercosur que el bloque y sus restricciones "han sido un escollo para los argentinos". "Si bien la responsabilidad del fracaso argentino cae mayormente en décadas de una política económica destructiva, el Mercosur y sus restricciones han sido un escollo para los argentinos", apuntó. Milei dijo que a finales de la década de 1980, con un mundo "completamente fracturado" tras la guerra fría y la polarización ideológica, el bloque suramericano surgió como una forma de buscar integrar los mercados de sus países, eliminando aranceles, burocracias y dobles imposiciones fiscales.

Sánchez lo califica de histórico

Entre los gobiernos europeos que han salido en defensa de la firma de Montevideo, están el español y el alemán.  El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha calificado de histórico el acuerdo, que a su juicio servirá para tender un "puente económico" sin precedentes entre Europa y América Latina. El canciller alemán, Olaf Scholz, saludó este viernes el cierre del acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea (UE) en Montevideo. "Tras más de 20 años de negociaciones, los países del Mercosur y la UE han alcanzado un acuerdo político", escribió en la red social X. "Un importante obstáculo para el acuerdo ha sido superado. Esto creará un mercado libre para más de 700 millones de personas, así como más crecimiento y competitividad", agregó.

La Confederación sindical pidió al Parlamento Europeo y al Consejo de la UE (los Estados miembros) que rechacen el acuerdo puesto que contempla una "débil protección laboral" y la "falta de transparencia y legitimidad democrática" de las recientes negociaciones ha incrementado esa inquietud. "Necesitamos mecanismos para asegurar que nuestras condiciones de trabajo por las que tanto hemos luchado sean respetadas. Esto significa dar a las disposiciones laborales auténtica fuerza, de modo que trabajadores y sindicatos, aquí y en los países socios, puedan hacer rendir cuentas a las grandes corporaciones", dijo en un comunicado su secretario general, Claes-Mikael Stahl. La organización criticó que el acuerdo no contemple mecanismos robustos, incluidas sanciones, para perseguir las violaciones de los derechos laborales, y que las herramientas propuestas por la UE para proteger a los trabajadores de los sectores que se verán perjudicados por el acuerdo "son inadecuadas".

La organización de consumidores BEUC, que representa a asociaciones nacionales de los Veintisiete, consideró que el acuerdo "aumentará el comercio de productos como la carne, que no cumplen con los estándares de la UE, además de minar los esfuerzos para reducir la huella de carbono de la UE". "Los acuerdos comerciales deberían centrarse en primer lugar en el comercio de productos sostenibles que apoyen la transición verde más que en los que la perjudican. Hoy las políticas comerciales chocan con nuestras metas de consumo sostenible, así que es hora de que la UE deje de contradecirse", dijo en un comunicado su director general, Agustín Reyna.

Por el contrario, la patronal Business Europe, celebró que la conclusión del acuerdo supone un "logro importante" al inicio del nuevo ciclo legislativo en la UE, "logrando una de las grandes prioridades comerciales". "En un mundo cada vez más marcado por el proteccionismo y crecientes riesgos geopolíticos, la UE está enviando una señal positiva: seguimos comprometidos con un comercio abierto basado en reglas. La diversificación de mercados es esencial para reforzar la resiliencia económica de la UE y mitigar las incertidumbres internacionales", dijo su director general, Markus Beyrer, en un comunicado.