El Gobierno alemán está intentando evitar que los nuevos aranceles propuestos por la Comisión Europea a la importación de vehículos eléctricos de China no lleguen a entrar en vigor o, al menos, suavizarlos en el caso de que el resto de Estados miembros apoyen su imposición.
Varios funcionarios alemanes de la esfera de Bruselas que han hablado con 'Bloomberg' se muestran confiados en que el Ejecutivo comunitario dé finalmente marcha atrás y puedan encontrar una solución en las negociaciones directas que tienen previsto iniciar a puerta cerrada entre las autoridades europeas y las chinas.
En concreto, la Comisión Europea impondrá aranceles del 17,4% a BYD, del 20% a Geely y del 38,1% a SAIC. Otros fabricantes que han cooperado con los servicios comunitarios durante la investigación afrontarán un arancel del 21%, mientras que el resto que no han colaborado estarán sometidos al porcentaje más alto de 38,1%. Porcentajes que se sumarán al arancel del 10% que ya se aplica en la actualidad.
El vicecanciller, Robert Habeck, ha respaldado poner en marcha paneles de negociación con China para resolver lo que ha calificado como un "estancamiento comercial" y ha advertido de que la Unión Europea se enfrenta a una escalada de tensiones entre los bloques. De hecho, según el calendario del político, contempla un viaje oficial la China la semana que viene y está previsto que se trate el asunto de los aranceles con los funcionarios chinos.
China pedirá la intermediación de la OMC
A finales de abril, consideró que la decisión no debería ser de aplicación inmediata. Por su parte, el ministro alemán de Transportes, Volker Wissing, miembro del partido liberal, también ha advertido de las posibles consecuencias de los aranceles punitivos.
De momento China no ha anunciado medidas de represalia, aunque a través de un comunicado el ministerio de Comercio ha dicho que defenderá "las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y los principios del mercado", después de que el portavoz del departamento de Asuntos Exteriores, Lin Jian, dijera que los aranceles "son un caso claro de proteccionismo".
"Esta acción no solo daña los derechos legales y los intereses de la industria de vehículos eléctricos china, sino que también distorsiona la producción de automóviles y las cadenas de suministro en todo el mundo, incluyendo la Unión Europea", sentenciaron.
Stellantis valora traer a Europa la producción de Leapmotor
Por otra parte, Stellantis está valorando la posibilidad de traer a Europa parte de la producción desarrollada de manera conjunta con la china Leapmotor para evitar la aplicación de los aranceles a las importaciones propuestas por la Comisión Europea, según ha desvelado el consejero delegado (CEO) del fabricante europeo, Carlos Tavares, en un encuentro con periodistas.
Este anuncio es una reafirmación de lo que ya dijeron los directivos de sendas empresas automotrices el mes pasado cuando asumieron que la producción de los coches desarrollados bajo el paraguas de la asociación se acabarían fabricando fuera del gigante asiático, en parte, como consecuencia de las crecientes tensiones comerciales derivadas de los enfrentamientos entre Pekín y las naciones occidentales.
Ambas compañías habían anunciado el inicio de la comercialización de los primeros coches de la 'joint venture' creada en octubre de 2023 --con una inversión de 1.500 millones de euros-- en septiembre. En concreto, en nueve países europeos a través de una red de 200 puntos de venta que alcanzará los 500 en 2026. El objetivo de la empresa es comercializar al menos seis nuevos modelos de aquí a 2027.
Los modelos T03 y C10 serán los primeros en llegar a Europa y se presentará un modelo nuevo cada año durante los tres próximos, con vehículos que contarán con una autonomía media de entre 265 y 420 kilómetros. Dentro de la hoja de ruta planteada por la dirección de Stellantis, la empresa ha dejado ver que su planta en Tychy (Polonia), donde actualmente se fabrica el Jeep Avenger, podría ser un emplazamiento potencial en el que podrían construirse los vehículos de Leapmotor.
En estos momentos, se descarta la presencia de la marca en Estados Unidos, donde a estos coches, como a todos los de su misma nacionalidad, quieren imponer un arancel del 100%. Las acciones de Stellantis se han desplomado cerca de un 4% en la sesión bursátil de este viernes en la Bolsa de Valores de Milán, hasta cotizar por debajo de los 19 euros por título. La compañía ha perdido casi un 11% de capitalización desde enero.
De hecho, Tavares se ha mostrado en las últimas horas contrario a la imposición de los aranceles alegando que China "se está convirtiendo en una parte importante" del negocio actual de Stellantis. "Tenemos que ser ofensivos y no defensivos para conseguir surfear la ola de la competencia china", alegó el directivo ante los inversores de la compañía, a los que avisó de que la industria se enfrenta a un mundo "cada vez más fragmentado".
"Estamos intentando anticiparnos a lo que va a pasar en el mundo", aseguró Tavares, centrando su discurso en la necesidad de expandir el negocio del fabricante hacia las nuevas estrategias de movilidad centradas, sobre todo, en el desarrollo de los vehículos eléctricos.