El ChatGPT consiguió más de 100 millones de usuarios en solo 60 días, siente los Estados Unidos el mayor mercado para la aplicación de inteligencia artificial. De hecho, después de su aparición el 30 de noviembre de 2022, llegó al millón de usuarios en 5 días, mientras que a Netflix le costó 3,5 años conseguir las mismas cifras. La que ha sido considerada la tecnología más disruptiva de todos los tiempos cumple un año y, después de 365 días, es complicado valorar su irrupción. ¿Ha sido un éxito? ¿Un fracaso? ¿Es una amenaza o un beneficio?
Aleix Valls, ingeniero de caminos, matemático y doctorado en mecánica computacional de fluidos, además de CEO y cofundador de la consultora Liquid y director general del Mobile World Capital (2015-2017), afirma que "estamos celebrando una cosa que parece que hace muchos años que tenemos" e indica que su entrada ha sido "extraordinaria". Valls sostiene que la inteligencia artificial es una tecnología que estaba "escondida" detrás de procesos y aplicaciones y que hace un año pasó a un primer plano, donde los usuarios la empezaron a utilizar. "El ChatGPT tiene una parte creativa brillante y esperamos que mejore en procesos de robotización de datos", aunque opina que ha sorprendido a los usuarios porque lo ha hecho en un sitio donde no esperábamos. "El ChatGPT confirma la tesis de que cada vez tenemos modelos más grandes y que ganamos más capacidad intelectual". "El lanzamiento del ChatGPT ha hecho que la tecnología por primera vez tenga carácter generalista. Ha cambiado a la sociedad como la electricidad o el microchip, todo el mundo es susceptible de verse beneficiado de esta tecnología", defiende.
Por su parte, Esteve Almirall, profesor titular en Esade y experto en innovación, asegura que el año pasado el lanzamiento del ChatGPT fue una "sorpresa" para todo el mundo, pero apunta que no era nada nuevo, que ya hacía años que existía. "Nadie hacía caso, pero el ChatGPT ya hacía años que existía. La diferencia es que aportó una cosa nueva, la capacidad de jugar con una interfaz". La gente jugaba y lo ponía en las redes, se conocía poco, pero el cambio de interfaz hizo que todo el planeta pudiera jugar y hacer cosas extraordinarias. Hubo gran alboroto en el ámbito político y social, la aplicación se fue extendiendo, sobre todo de manera silenciosa".
Maria Paredes, AI & Automation Specialist en Sabio señala que la introducción del ChatGPT ha representado un año de avances significativos en todo lo que supone la Inteligencia Artificial Generativa y Conversacional. Esto ha transformado la manera en que las personas perciben y utilizan la IA, impulsando el desarrollo de casos de uso que antes eran impensables o muy costosos y una mayor adopción en diferentes sectores del mercado. "Para Sabio es claro que su implementación está mejorando los procesos de atención al cliente y la experiencia del usuario en miles de empresas, aunque ha enfrentado desafíos, como la necesidad de mejorar la comprensión contextual y abordar cuestiones éticas, generando debates sobre la responsabilidad en su uso y el desarrollo continuo para garantizar una implementación ética y efectiva".
ChatGPT, ¿oportunidad o amenaza?
Sobre si es una oportunidad o una amenaza, Aleix Valls comenta "la IA no tiene conciencia en ella misma. No puede exterminarnos hoy, pero no sé si dentro de 50 años podrá desarrollar algoritmos de conciencia". En este sentido, aclara que "de momento sabe leer y escribir", pero recuerda a los humanos no son buenos o malos por una cosa, sino porque tienen conciencia. Si la IA tuviera conciencia no la podríamos llamar tecnología, la tendríamos que llamar de alguna otra manera. Si no tiene conciencia, no puede ser una amenaza para la sociedad". Por el contrario, indica que "ahora hacemos las cosas de forma más rápida y somos capaces de poner inteligencia a cualquier cosa. Por lo tanto, el mundo pasa a ser más inteligente y un mundo inteligente es un mundo mejor".
Almirall define que algunos actores critican que el ChatGPT es un peligro para la democracia o incluso para la humanidad. "Se han llenado páginas diciendo eso, han tenido una visión muy restrictiva, pero lo que hace falta es coordinación y colaboración entre los diferentes agentes". "El impacto social será enorme, lo iremos viendo, es muy gradual, pero tendremos herramientas muy inteligentes y eso es muy positivo".
"La IA no tiene ni ética ni moral, pero los individuos sí"
Con respecto a la seguridad, Valls critica que las fake news y las modificaciones de imagen y voz hace tiempo que existen, y que la IA es la única tecnología que nos puede ayudar a detectarlas. Las contradicciones están en la sociedad. Ella no tiene ni ética ni moral, pero los individuos sí. "Cuando decimos que el problema es del algoritmo es echar pelotas fuera, ya que el problema lo tiene la sociedad". En esta línea, Valls afirma que este relato hace que la población sea más "infantil" porque lo que hace es sacarse responsabilidades. "Decimos que los malos son ChatGPT y las redes sociales, pero lo que hace falta es una buena regulación".
Siguiendo el hilo, Almirall confía mucho en la regulación como medida para "poner orden", pero critica que Europa no puede limitar, o lo puede hacer de una manera relativa, porque no se pueden regular cosas que no están hechas en Europa. "Los americanos y los chinos son los que están creando estas tecnologías, en Europa no hay una propuesta, nos iría mejor si pasáramos los medios con una propuesta propia de tecnología". "Aquí lo que hacemos son muchos titulares, pero lo que tenemos que hacer es competir teniendo producto, tenemos que tener actores locales". Hay dos casos en Alemania y en Francia, pero son proyectos muy incipientes. "Aquí con el tema de la competitividad digital no acabamos de funcionar. Nos hemos puesto las pilas con otras cosas, pero con eso no".
"El impacto social será enorme"
Sobre qué oficios se ven o verán amenazados con el ChatGPT, Aleix Valls asegura que todos. "Todas las empresas pondrán asistentes virtuales para atender las peticiones y aclara que las máquinas hablarán con máquinas". "Veremos automatización de procesos en todos los sectores, habrá robots que harán tareas que ahora se hacen manuales, el problema será el grado de afectación".
En este caso, Almirall explica que no es un proceso ni inmediato ni instantáneo, y que muchas industrias ya han implementado esta inteligencia y otros que no lo harán nunca. "Ahora mismo no lo vemos como una amenaza, sino como una herramienta, pero hay gente que no será capaz de verlo nunca como tal. Los que disfrutan de esta herramienta lo incorporarán a los estudiantes y a las aulas, en el sector salud para hacer un primer cribado o incluso en el ámbito bancario para automatizar y digitalizar procesos que ahora se hacen de forma manual".
En este sentido, Daniel Gil, AI & Automation Specialist en Sabio argumenta que a nivel empresarial, el modelo productivo va a cambiar radicalmente en los empleos de cuello blanco, donde la IA generativa estará en todos los puestos de trabajo: aplicaciones ofimáticas (para la creación de documentos, presentaciones, informes, análisis de hojas de cálculos, creación de dashboards en BI) generación de aplicaciones (o código) a través de lenguaje natural, asistentes virtuales que tendrán acceso a toda los datos de una empresa (documentación, leyes, reglamentos, artículos, datos financieros…) y darán respuesta inmediata basada en ellos, soluciones ad-hoc para recursos humanos o departamentos financieros para automatizar cualquier proceso donde haya datos, etc.".
¿Y en un futuro, cómo nos tenemos que imaginar el ChatGPT? "Más allá del desarrollo, avanzaremos mucho en razonamiento, cálculo matemático y resolución de teoremas complejos, el rendimiento mejorará mucho", confiesa Almirall, que añade que en tema innovación está todo por hacer todavía. "Tendremos herramientas muy inteligentes, cambiará el mundo, el impacto social será enorme, pero lo iremos viendo de manera gradual", acaba.
Baile de sillas en la empresa
Después de un año, no todo el monte es orégano en la empresa de OpenAI, creadora de ChatGPT. De hecho, recientemente el negocio ha estado en el foco mediático por el baile de sillas que se ha llevado a cabo entre sus directivos. Sam Altman, empresario de los Estados Unidos y creador de la aplicación el año 2015, fue despedido fulminantemente el pasado 17 de noviembre. La junta alegó cuestiones de confianza, dando a entender que Altman había ocultado información sobre la tecnología que estaba desarrollando. Tres días después, el gigante Microsoft fichó a Altman y solo dos días después, el día 21, volvía a ser el ejecutivo de la compañía. ¿El motivo? 738 de los 770 trabajadores del negocio habían amenazado con dejar la empresa. Entre las entradas y salidas, Altman perdió el cargo de consejero, pero ganó el apoyo de Satya Nadella, director ejecutivo y padre de Windows, principal inversor de OpenAI.