Los arrozales del delta del Ebro recuperan "la normalidad" después de las restricciones por sequía del año pasado, lo que permitirá que la producción vuelva a las 130.000 toneladas de arroz de años anteriores, informa ACN. Las cámaras arroceras celebran haber "recuperado la normalidad", después de una “angustiosa y atípica" campaña el año pasado, marcada por las restricciones del riego por parte de CHE (Confederación Hidrográfica del Ebro). Con la mitad del agua, el aumento de la salinidad en los campos y un verano extremadamente caluroso y largo, las pérdidas fueron irremediables, señalan desde las cámaras. Sin embargo, este año se igualará la producción de campañas "regulares", con unas 130.000 toneladas de arroz. Además, los costes de producción se han estabilizado, al alza, como también el incremento de precios que se han dado los últimos dos años. Se prevé que la tonelada de arroz se pague a 500 euros, de media.
Este es el último fin de semana "fuerte" de la campaña de siega de arroz del delta del Ebro y la campaña se desarrolla "en el calendario previsto", señalan los arroceros y, a pesar de que no será una campaña "excepcional", la referencia con el año pasado hace que se muestren muy satisfechos con los resultados de este año, "una campaña normal" que se percibe casi como un regalo, señalan. El verano pasado, los arrozales fueron los primeros en sufrir las consecuencias de la sequía. Con los campos listos y todo a punto para sembrar, la CHE los recortó en la mitad la concesión del riego que dispondrían toda la campaña. Se inundaron los campos con el agua permitida y se probaron diferentes alternativas para mantener el agua a los cultivos, con sueltas intermitentes y reutilizando el agua de los desagües con bombas. El aumento de la salinidad, de las malas hierbas y de la propagación del caracol maçana fueron las primeras consecuencias, que se agravaron con un verano extremadamente cálido y largo.
La peor campaña en décadas
La campaña de arroz 2023, "la peor de las últimas décadas" según la califican las cooperativas, se cerró con una caída de la producción del 14% de media respecto a 2022, pero muchos campos no cosecharon nada, sobre todo los cultivos más costeros. Haciendo la comparación con una cosecha normal, las pérdidas se elevaron hasta el 22,5% respecto a la media de los últimos cuatro años, de 135.919 toneladas de arroz.
También el año pasado se sufrió "mucho" con la calidad del arroz, debido a que el agua de riego fue "muy mala" y afectó al crecimiento de la planta y el grano. En cambio, este año, el producto tiene "una excelente calidad y un buen rendimiento", pues el agua de riego ha llegado en buenas condiciones, la planta "se ha enriquecido" y el verano ha sido benévolo. "No ha hecho un calor exagerado" -sin humedades ni bochorno -, y la planta ha acabado muy bien, ha declarado el presidente de los arroceros del Bajo Ebro, Jordi Ardit. "Por eso ha crecido un producto de mucha calidad", ha explicado. Ardid señala que este año "se han alineado los astros y hemos tenido agua buena, que es el que necesitamos".
En cuanto a los precios, los productores hablan "de estabilidad" después de unos años con costes disparados y una inflación muy alta. En esta campaña el precio del arroz mantendrá el incremento que se había dado las dos últimas campañas, lo que aporta y "mucha tranquilidad al sector", con una medida de 500 euros/tonelada, medio euro el kilo.