La debilidad de la inversión empresarial ha sido una de las malas noticias de la economía española de 2023 y se ha convertido en una de las principales preocupaciones para este y el próximo año. Si las empresas no invierten, la economía se resiente, entre otras cosas, porque pierden competitividad frente a empresas extranjeras y, además, no pueden mejorar su productividad, ya que la modernización de sus equipos supone un avance en sus procesos de gestión y reducción de costes. Así, la adquisición de maquinaria y bienes de equipo lleva cayendo desde el último trimestre de 2022, aunque tuvo un ligero repunte en los tres últimos meses del año. Un comportamiento mimético en la compra de propiedad intelectual por parte de las empresas, un factor cada vez con mayor peso en la investigación y desarrollo y, en consecuencia, en la productividad y competitividad del tejido empresarial español. Lo que ha provocado que, el pasado año, la inversión en maquinaria y bienes de equipo haya restado una décima al crecimiento del PIB.
Varias son las causas del descenso de la inversión de las empresas, según apuntan los expertos, aunque ninguna es suficientemente concluyente. Fuentes del Banco de España apuntan que están analizándolo, pero reconocen que no tienen una respuesta definitiva. Entre los factores, señalan la incertidumbre y los problemas para captar mano de obra cualificada, imprescindible para hacer rentable las inversiones. Pero también, el endurecimiento del precio del dinero necesario para la inversión. Sin embargo, este factor no sería determinante, según las fuentes del Banco de España, pues las empresas sí demandan créditos para costear su circulante (dinero para sus operaciones diarias), pero no para inversión. Luego la debilidad de la inversión no radicaría en el coste de la financiación. Igualmente, estas fuentes apuntan un cuarto factor: los efectos sectoriales, pues la inversión es intensiva en el sector manufacturero y muy escasa en los servicios.
Una tesis que defienden en BBVA Research, que apuntan que la inversión en equipo y maquinaría ha caído un 1,8%, cuando la economía creció un 2,5% el pasado año. Miguel Cardoso, economista jefe de BBVA Research para España, apunta que el PIB español creció mucho más en 2023 que la media comunitaria gracias al turismo y otros servicios, que se mostraron muy dinámicos, con un peso importante en la economía española. Por el contrario, la industria se mantuvo muy débil, pasando factura a grandes economías como la alemana, la de Países Bajos o la francesa, con un peso industrial en su PIB muy superior al español. Lo que explica que la inversión haya sido en la media de la Unión Europea superior que en España.
Por este motivo, Cardoso señala que el mal comportamiento de la inversión empresarial es un fenómeno “muy español”, aunque sigue siendo sorprendente la profundidad de la caída el pasado año. En opinión de BBVA Research, la debilidad de la inversión es “preocupante”, especialmente con los fondos Next Generation, que deberían estar impulsando los créditos de las empresas para inversión, que están en descenso. En parte, puede haber contribuido que los fondos han tardado en llegar a las empresas, con un ritmo de crucero alcanzado a mediados del pasado año. Cardoso también apunta, entre las posibles causas, la falta de mano de obra cualificada.
Problema estructural
En CaixaBank Research también muestran como rasgos “no tan positivos” de la economía española “la debilidad en la inversión”, que ha restado una décima al crecimiento del 2,5% del PIB, según sus cálculos. Pero en el departamento de análisis del banco ahondan en un problema que no es meramente coyuntural: “será necesario volver la mirada hacia los retos estructurales de nuestra economía, fundamentalmente el bajo nivel de inversión y la falta de crecimiento de la productividad”. Porque la debilidad de la inversión no es cosa del año pasado, ni del anterior, que podría explicarse por la incertidumbre geopolítica y los tipos de interés. La debilidad en la inversión empresarial viene de largo.
Una teoría en la que coinciden en el Banco de España y también en el BBVA Research. Según los datos del primero, todavía no se ha recuperado el nivel anterior de la pandemia, pues la inversión muestra un menor dinamismo que la actividad económica en su conjunto. Según los analistas del banco, a finales de 2023, la inversión tendría un peso sobre el PIB de 5 puntos por debajo de los niveles de 2019. Un problema que no es solo de intensidad, sino de calidad, pues la inversión privada ha descendido 10 puntos sobre PIB español, mientras que en Europa solo 5,5 puntos. En cambio, la inversión pública ha crecido 20 puntos en relación con 2019 en España, mientras que en la zona euro, tan solo 8 puntos, y con una ligera reducción desde 2020.
Mejoría en 2024 y 2025
En BBVA Research apuntan que el problema va más allá de 2019 y se remontan a la anterior crisis, la financiera de 2007. Los datos de Contabilidad Nacional del INE lo confirman, pues la inversión en maquinaria y bienes de equipo supuso el 7,2% del PIB en 2007, y en 2022 está en el 5,8%, aunque en propiedad intelectual ha subido del 2,4% al 3,5%. Quizá por ello, aunque todo el mundo confía en un repunte de la inversión en 2024 y 2025, no supondrá un avance considerable.
El Gabinete de Coyuntura de la Cámara de Comercio de España, que dirige Raúl Mínguez, apunta la mejora en las condiciones de financiación por las bajadas de tipos de interés que se prevén para la segunda mitad del año, que tendría un impacto positivo en la inversión empresarial. Además, señala que “la necesidad de reducir costes en un entorno de posible incremento en el precio de los suministros podría ejercer de incentivo a la inversión de las empresas, sobre todo, teniendo en cuenta la ayuda que puedan prestar los fondos NG”.