Los autónomos que quieran seguir trabajando una vez cumplan la edad ordinaria de jubilación (entre 65 y 67 años) verán endurecidas las condiciones económicas, pues, a diferencia de lo que pasa actualmente, el Gobierno quiere que aquellos que opten por esta fórmula sigan cotizando a la Seguridad Social, según se desprende de la propuesta de reforma planteada a los agentes sociales. No es el único cambio. En el caso de los jubilados por cuenta ajena que una vez jubilados quieran volver al mercado laboral, se les facilita la transición, pues ya no tendrán que esperar un año, viviendo solo con la pensión, antes de recuperar su actividad profesional.
Varias son las fórmulas para compatibilizar una pensión con un salario, ya se sea un autónomo o un asalariado. Existe la jubilación activa, a la que se puede acoger cualquier trabajador que quiera continuar en el tajo después de haber llegado a la edad ordinaria de retirada del mercado laboral (entre 65 y 67 años), a cambio de que la Seguridad Social le premie con una pensión más alta. También la jubilación parcial, que permite que una empresa contrate a un nuevo trabajador (denominado relevista) a cambio de que un senior puede jubilarse dos años antes, aunque deba seguir trabajando a tiempo parcial. Una tercera es la jubilación flexible, que supone que un trabajador que se ha jubilado a su edad ordinaria puede volver al mercado laboral, sin perder su pensión. En el otro extremo, está la jubilación anticipada, que permite, con unos coeficientes reductores, adelantar la pensión sin tener que trabajar, aunque determinados colectivos, por penosidad, pueden salir del mercado laboral antes de los 55 años.
El Ministerio de Inclusión y Seguridad Social pospuso la reforma de este sistema para compatibilizar empleo y pensión de la reforma de Escrivá, por haber aristas en la negociación con sindicatos y empresarios. Con el cambio de Gobierno, la nueva titular de la cartera, Elma Saiz, ha reactivado las negociaciones y este lunes remitió una propuesta de mínimos, de apenas dos folios, con las grandes líneas de reforma que plantea. Según el borrador, al que ha tenido acceso ON ECONOMIA y que ha sido adelantado por Expansión y ElEconomista, los autónomos verán endurecidas sus condiciones para compatibilizar pensión e ingresos profesionales.
Cotización de los autónomos
Así, en la jubilación flexible (reactivación desde la condición de pensionista), el Gobierno pretende derogarla para los trabajadores asalariados, pues quedará cubierta por la modalidad de jubilación activa. No así para los autónomos. Y, ¿cuál es el tratamiento que propone para las actividades por cuenta propia de baja intensidad? Mantiene la exigencia de que los ingresos no superen los 15.000 euros del salario mínimo interprofesional, pero propone un cambio sustancial: el autónomo deberá cotizar por este dinero. En la actualidad, la ley de Seguridad Social establece que “quienes realicen estas actividades económicas no estarán obligados a cotizar por las prestaciones de la Seguridad Social”. Y deja a la negociación con los agentes sociales las condiciones de esta alta y las consecuencias de su incumplimiento.
Así, en la jubilación flexible (reactivación desde la condición de pensionista), el Gobierno pretende derogarla para los trabajadores asalariados, pues quedará cubierta por la modalidad de jubilación activa. No así para los autónomos. Y, ¿cuál es el tratamiento que propone para las actividades por cuenta propia de baja intensidad? Mantiene la exigencia de que los ingresos no superen los 15.000 euros del salario mínimo interprofesional, pero propone un cambio sustancial: el autónomo deberá cotizar por este dinero. En la actualidad, la ley de Seguridad Social establece que “quienes realicen estas actividades económicas no estarán obligados a cotizar por las prestaciones de la Seguridad Social”. Y deja a la negociación con los agentes sociales las condiciones de esta alta y las consecuencias de su incumplimiento.
En el caso de los asalariados, las pretensiones de cambio del Gobierno suponen en conjunto empeorar las condiciones actuales, algo que no gusta mucho ni a empresas ni a sindicatos. La única ventaja, que se daba por descontada antes de la negociación, es el fin del periodo transitorio para poder reincorporarse al mercado de trabajo, una vez llegada a la edad de jubilación y, haber empezado a cobrar la pensión. Hasta ahora, aquellos jubilados que pretendían reincorporarse al mercado laboral y seguir cobrando una pensión debían estar un año en barbecho, viviendo solo de la pensión y rompiendo su continuidad laboral con el efecto desincentivador que supone. Pues bien, si se aprueba la propuesta, que parece que sí, podrá seguir trabajando y compatibilizar la pensión desde el primer día.
Jubilación parcial anticipada
Uno de los puntos más calientes de la negociación es la jubilación parcial anticipada, aquella que permite que un senior pueda adelantarse antes de tiempo, por lo general dos años, con dos modalidades: una, que supone pérdida de la pensión, y, una segunda, que permite compatibilizar el trabajo a tiempo parcial (entre un 24% y un 75% de la jornada), a cambio de que la empresa contrate a un nuevo trabajador, mediante un contrato de relevo. Una fórmula que no gusta mucho en la Seguridad Social por el alto coste que conlleva, aunque muy demandado por sindicatos y empresarios, para facilitar una jubilación más pausada y la creación de empleo.
El Gobierno pretende mejorar las condiciones laborales de los nuevos contratados, los relevistas, lo que supone un endurecimiento para las empresas. Primero, el contrato tendrá que ser indefinido y a tiempo completo, a diferencia de lo que hay ahora. Segundo, las empresas deberán cotizar por él al menos el 75% de la base reguladora del empleado que entra en jubilación parcial, con el beneficio para el nuevo emplead y, sobre todo, para la Seguridad Social. Tercero, la empresa deberá mejorar las garantías del empleo, para que no se pueda echar al nuevo una vez se termine el trabajo del senior.
Respecto al jubilado parcialmente, se pretende acabar con una de las grandes ventajas: la posibilidad de concentrar la jornada, como se viene haciendo actualmente, de tal manera que en vez de trabajar a media jornada 2 años, trabajan a jornada completa 1 año, lo que en la práctica supone adelantar 1 año la jubilación sin perder pensión. Se acabó con esta práctica, se prospera la propuesta del Gobierno. Respecto al periodo mínimo de cotización que se les exige, Sáiz está dispuesta a aflojar en el caso de las mujeres sustituidas, para reducir la brecha de género. Aunque deberán haber cotizado los seis años anteriores (en cualquier régimen), aunque en el caso de los autónomos, los últimos tendrán que haber trabajado por cuenta ajena.