La declaración del IRPF por módulos de los autónomos tiene los días contados y, como tarde, habrá desaparecido en 2030. La Agencia Tributaria lleva varios meses negociando en un grupo compuesto por las organizaciones de autónomos (Upta, Uatae y ATA), los sindicatos (UGT y CC. OO.) y las patronales CEOE y Cepyme y la Agencia Tributaria -a través del Instituto de Estudios Fiscales- una reforma integral de la fiscalidad de los trabajadores por cuenta propia. El acuerdo de terminar con el régimen de estimación objetiva, más conocido como “por módulos”, está asumido por todos y se viene dando vueltas hace años. De hecho, lleva 7 años en régimen transitorio. Así pues, las discusiones se han centrado, sobre todo, en los plazos para dar la puntilla a este tipo de tributar el IRPF de los autónomos. Fuentes cercanas a la negociación comentan a ON ECONOMIA que en la mesa se han propuesto distintos periodos, y que Hacienda habla de un plazo transitorio entre 3 y 5 años en un borrador del informe de conclusiones.
Estas mismas fuentes comentan que el informe definitivo, que debe servir de base para la reforma de la fiscalidad de los autónomos, debe estar listo antes de que termine este año, con el fin de poder tramitar a lo largo de 2024 las reformas legislativas necesarias, para que el 1 de enero de 2025 pueda entrar en funcionamiento. Y, a partir de entonces, establecer ese periodo transitorio, que puede variar entre 3 y 5 años, para que todos los autónomos pasen del régimen de estimación objetiva -que actualmente es voluntaria para los profesionales de determinados sectores- a la estimación directa. Es decir, entre 2028 y 2030, dependiendo del plazo finalmente elegido. La tributación por módulos, no obstante, ha ido perdiendo peso: según los últimos datos de Hacienda, de 2021, en estimación objetiva no agraria había 352.342 contribuyentes (350.843 en 2020) y en la agraria, 826.693 en 2021 y 828.284 en 2020.
IVA por franquicia
La fecha tope del 1 de enero de 2025 viene marcada por la mayor reforma fiscal a la que se enfrentan los autónomos: el pago del IVA por franquicia que permitirá a aquellos profesionales que no superen los 85.000 euros de ingresos, presentar las facturas sin IVA, lo que significaría que no tendrán que cobrar el impuesto a sus clientes, permitiendo a los más pequeños ganar competitividad contra empresas más grandes. Ahora bien, no podrán repercutir el IVA en el que hayan incurrido en su actividad, por lo que cada autónomo tendrá que echar sus cuentas y decidir si opta por la modalidad de franquicia, o seguir como hasta ahora haciendo liquidaciones trimestrales del IVA. Por este motivo, acogerse a la franquicia será voluntario.
La eliminación del régimen por módulos del IRPF está ligado a esta reforma de la tributación del IVA de franquicia, un sistema impuesto desde Bruselas en una directiva que debe estar traspuesta antes de 2025. La estimación objetiva se creó hace 40 años para facilitar la declaración de la Renta a los profesionales con mayores dificultades para gestionar sus impuestos. Así, el sistema de módulos es extremadamente simple, pues los autónomos no tributan en función de sus ingresos reales, sino a través de una estimación que se hace según diversos parámetros: metros cuadrados del local, uso de energía, número de trabajadores o mesas en caso de restaurantes. En función de dichos parámetros (módulos), Hacienda determina qué cantidad deben abonar por el IRPF, que es la misma para todos los autónomos con idénticas características.
Mayor sencillez
Sin embargo, el sistema de franquicia, ideado para los autónomos más pequeños, supone una mayor simplificación, ya que no tendrán que presentar las declaraciones trimestrales y, muy especialmente, con la introducción obligatoria de la factura electrónica -también en 2025-, que permitirá a la Agencia Tributaria conocer al instante los ingresos reales de cada autónomo. Así pues, ya podrán tributar en Renta ajustándose a lo que realmente facturan, haciendo inútil la estimación a la que ahora se acogen.
Eduardo Abad, presidente de Upta, comenta que el sistema de módulos es un “sistema perverso”, pues al que factura mucho le va muy bien, pero para los autónomos con una situación económica compleja, pagar siempre lo mismo es muy duro cuando las ventas no son tan buenas. En este sentido, pone el ejemplo de un restaurante que tenga los mismos metros cuadrados, las mismas mesas, los mismos trabajadores e igual facturación energética, pero uno esté en el centro de Madrid o Barcelona, y el otro en una zona rural con poco atractivo turístico. A los dos se les aplica los mismos módulos -al tener condiciones idénticas-, pero la facturación y la fluctuación de los ingresos, es muy variable. En este sentido, con el fin de la tributación por módulos habrá autónomos que ganen y los habrá que pierdan, aunque al ser voluntario, lo normal es que ahora queden en el sistema aquellos a los que le sale a cuenta.
Abad considera que, además de poner fin al sistema por módulos, también habría que terminar con el recargo de equivalencia que pagan en el sector de comercio. Se trata de un recargo adicional en el IVA que se aplica a los comerciantes minoristas cuando hacen compras a sus proveedores.