El debate de la inteligencia artificial (IA) ha centrado este jueves algunas de las ponencias del panel de la Reunión del Cercle d'Economia planteando cómo tienen que afrontarla las empresas para que sea una tecnología positiva que permita aumentar la productividad del tejido industrial y de los servicios. El catedrático de Economía en la Universidad de Columbia, Xavier Sala i Martin, ha sido muy claro a advertir que el gran reto para los empresarios es conseguir que la incorporación de la inteligencia artificial tenga un impacto directo en los niveles de productividad. "No vale pensar que la IA es una manera más de reducir costes -porque puede permitir, por ejemplo, reducir el número de puestos de trabajo- sino que se tiene que analizar cómo su uso nos hará más productivos", ha asegurado ante un amplio abanico de empresarios y economistas que se han dado cita a las sesiones del Círculo.
Habituado a impartir clases universitarias, Sala y Martín ha hecho uso de sus habilidades oratorias y ha estirado de ejemplos para hacer más didáctica su intervención. Por lo tanto, ha instado a los empresarios a encontrar "un nuevo Henry Ford". ¿Qué ha querido decir con eso? Pues que, dando un repaso histórico a los descubrimientos que han supuesto una revolución económica e industrial, ha recordado cómo el descubrimiento de la electricidad no tuvo un efecto directo en la industria por el sol hecho de cambiar los motores de valor por motores eléctricos, sino que fue el empresario Henry Ford quien realmente hizo la 'revolución' al aprovechar la generación eléctrica para transformar la cadena de montaje de su fábrica.
El catedrático ha insistido los empresarios que la IA es una cosa de futuro, pero también de presente, y que hace falta que estratégicamente "rediseñen las compañías pensando que la IA estará en el corazón de la empresa".
Vale a decir que la ponencia Inteligencia Artificial: Un reto empresarial de Sala y Martín, haciendo un símil con la nueva economía, ha sido una charla 'circular'. El catedrático ha empezado por explicar que hay tres tipos de ideas: científicas, que nos ayudan a entender el universo; tecnológicas, que nos ayudan a progresar; y sociales, que nos permiten cambiar la manera como nos organizamos a la sociedad. Por lo tanto, extrapolando este planteamiento a la irrupción de la IA y a sus consejos hacia la audiencia del Círculo, ha recalcado que en el campo de la inteligencia artificial "los científicos y los tecnólogos ya están haciendo su trabajo, ahora hace falta que la hagan los empresarios", ha remachado.
La excesiva regulación de la UE
Sala y Martín ha hablado también sobre los aspectos reguladores de la inteligencia artificial [la UE lo ha hecho esta semana], sin advertir, pero que "es adecuado regular, pero que se tendría que hacer en paralelo a cómo se desarrollen sus avances tecnológicos y su aplicación; no ahora todo de golpe, antes que podido evaluar cuáles son sus efectos reales".
En este sentido, el catedrático ha sido muy crítico con el papel de la Unión Europea en la economía mundial. Se ha preguntado: ¿queremos un mundo y una economía en la cual los Estados Unidos encuentren los avances, China los fabrique, y la UE los regule? Esta pregunta lo ha lanzado en el auditorio, con posterioridad a la conferencia, cuando respondía a las preguntas de los asistentes que le ha trasladado el moderador Oriol Aspachs, vocal de la junta directiva del Cercle d'Economia. En este punto, ha advertido que si eso sigue siendo así, "el gran talento que sale de las universidades europeas seguirá marchado fuera y la UE se quedará como un simple regulador".
La sostenibilidad
Este aspecto se ha puesto también a debate en otra sesión del Círculo, La inteligencia artificial al servicio de la productividad, en la cual se ha planteado hasta qué punto la IA puede ser un riesgo o una oportunidad para las empresas. La mesa ha tenido como ponentes a Ignacio Melero, Azure App Innovation & Developer en Microsoft; Ulises Cortés, catedrático de inteligencia artificial en la UPC y director del grupo de inteligencia artificial de Alto Rendimiento en el Barcelona Supercomputing Center; y Ariadna Font, cofundadora y CEO de Alinia, bajo la moderación de Laura Urquizu, vocal de la Junta Directiva del Cercle d'Economia.
Los ponentes han concluido que la regulación es buena, si no ahoga los avances. Cortés ha advertido que no es correcto hacer como los Estados Unidos donde primero se ha invertido en los avances y, después, "cuando ya se ha ganado el dinero ha sido cuando se han preocupado de los riesgos que pueden suponer y empiezan a poner normas". En el mismo sentido, Ariadna Font se muestra conforme con el control y la regulación que impulsa la UE. "La regulación de la UE no me parece una animalada, es evidente que tenemos que controlar y regular y lo que se ha propuesto hasta ahora es válido".
Otras vertientes como la sostenibilidad que tiene que acompañar a la computación, de la cual se ha dicho que ahora mismo no está dimensionada con la capacidad suficiente como por un gran avance de la inteligencia artificial, para sostener el desarrollo de la IA. El responsable de Microsoft, Ignacio Melero, ha expuesto que la multinacional está trabajando en la incorporación de nuevas tecnologías para reducir, por ejemplo, el consumo de agua y energía en los nuevos Data Center que construye. También Ariadna Font ha exemplaritzat que "pedir una receta de cocina al GPT4 contamina tanto como tener una bombilla led encendido durante una hora".
Una herramienta al servicio del ser humano
Una inteligencia artificial que se tiene que entender, han coincidido los ponentes, como una herramienta al servicio del ser humano, porque se verá una interacción continúa y en aumento entre la IA y las personas. Por lo tanto, "saldrán perdiendo aquellos que no avancen en su uso y su conocimiento", ha concluido Ariadna Font.
Esta superioridad del ser humano sobre la IA también la ha puesto a debate el catedrático Sala i Martín. Según su opinión, herramientas como el ChatGPT son máquinas que se pueden conectar con los humanos de manera inteligente, pero "no dejan de ser una manera de obtener estadísticas de predicción -de palabras en el caso del ChatGPT- que intentan simular cómo funciona el cerebro humano, pero que no tienen sentido común o capacidad de razonar", como los humanos. Sala y Martín ha lanzado un interrogante más: ¿Contratarían a un becario que cometiera un 10% de errores en cada tarea que realizara, y que, por lo tanto, necesitara alguien que supervisas su trabajo? Eso es el ChatGPT.