El Banco de España pone de relieve en su última Encuesta de Préstamos Bancarios que en el tercer trimestre del año, de julio a septiembre, la banca endureció los criterios para conceder crédito al consumo a las familias. Las entidades pisaron el freno y dejaron de prestar dinero (o al menos tanto como se pedía) en el momento de más demanda del año, ya que esos tres meses coinciden con las vacaciones de verano y el inicio del curso escolar, cuando más gasto hay.

Los resultados de la Encuesta señalan que en el tercer trimestre de 2024, los criterios de concesión de préstamos se mantuvieron “sin variaciones” en lo que se refiere a la financiación de empresas y las hipotecas de los hogares. Por el contrario, en los préstamos a las familias para consumo y otros fines “se endurecieron”.

Este endurecimiento se habría producido, según el supervisor, “por la menor tolerancia al riesgo de algunas entidades bancarias”. La banca no quiere que sus clientes se endeuden con créditos al consumo (que suelen tener unos intereses mucho más elevados que las hipotecas) y suba la morosidad, que después de años al alza por fin la tienen controlada.

El último informe del banco de España sobre morosidad, con datos a cierre de julio (los datos de agosto se publican la semana que viene) indicaba que la tasa de mora del sector financiero español era del 3,42%, que resulta de la media de los bancos (3,31%) y las entidades de crédito, donde la morosidad es del 6,64%.

Precisamente las entidades y establecimientos financieros de crédito (EFC) son quienes se encargan de dar crédito al consumo y entre ellas se encuentran empresas muy especializadas, como Cetelem o Cofidis. Pero también Santander Consumer o CaixaBank Consumer, es decir, las financieras de los propios bancos.

La morosidad del crédito al consumo lleva meses al alza y alcanzó su pico entre abril y mayo, cuando sobrepasó el 7,2%, desde entonces se ha moderado ligeramente, aunque ha tenido más que ver con la venta de carteras morosas que hacen las entidades para limpiar su balance, que con la demanda. Pues, la Encuesta de Préstamos Bancarios del BdE refleja que entre julio y septiembre, la demanda de préstamos (tanto empresas, como hipotecas y crédito al consumo) aumentó por segundo trimestre consecutivo, es decir, lleva seis meses al alza. El repunte empezó en abril, cuando ya se descontaba que los tipos de interés iban a bajar. Desde entonces, los tipos han bajado dos veces y se prevé incluso un nuevo recorte este jueves.

El Banco de España lleva meses advirtiendo

La demanda de crédito al consumo no ha parado de crecer desde finales del 2022. Entre otros motivos, porque la inflación se ha comido parte de los ahorros. Así, la concesión de crédito al consumo alcanzó a cierre de agosto los 102.902 millones de euros, su nivel más alto en casi 16 años, concretamente desde diciembre de 2008.

Este tipo de créditos tienen una duración menor que la hipoteca (de entre 1 y 10 años) y se destinan a pagar vacaciones, coches, estudios, electrodomésticos o reformas del hogar, entre otros imprevistos. A veces se hace mediante tarjeta de crédito y otras, solicitando dinero prestado al banco o a EFC en oficinas o por los canales online.

El problema de estos créditos es que tienen unos intereses muy elevados, en algunos casos hasta usureros, que hacen que se pague más de intereses que por el propio préstamo. Por este motivo, se trata de un crédito muy rentable para las entidades, que cobran de media un 9% de interés a los deudores, llegando incluso al 24% TAE en entidades no reguladas.

Y precisamente ese interés tan elevado, que en algunos casos roza la usura, hace que sea mucho más difícil de pagarse, algo de lo que lleva meses advirtiendo el Banco de España. Si bien, es el segmento con más impagos y donde más crece la morosidad. Por este motivo, el supervisor pide a la banca una buena gestión del riesgo de crédito y una correcta cobertura de provisiones.