El Banco de España, ya con José Luis Escrivá al frente como gobernador, revisa al alza el crecimiento económico previsto para este ejercicio y los dos siguientes. En comparación con las proyecciones de junio, en las actuales, el crecimiento del PIB se revisa al alza a lo largo de todo el horizonte de proyección: hasta el 2,8% en 2024, el 2,2% en 2025 y el 1,9% en 2026.
Hace tres meses, el supervisor contemplaba que el PIB crecería un 2,3%, un 1,9% y un 1,7% respectivamente. Por lo que sube en un 0,5% para 2024, en otro 0,3% para 2025 y un 0,2% para 2025. Principalmente, por dos factores. Por un lado, los tipos de interés, que a futuro serán más reducidos que los anticipados en junio y, por tanto, acarrean unas condiciones financieras más favorables para las empresas y familias. Por otro lado, el supervisor contempla una aportación de la demanda externa por encima de la prevista anteriormente.
A favor, factores como el mercado laboral. El BdE prevé que la creación de empleo se prolongará a lo largo del horizonte de proyección, aunque a un ritmo inferior al de los últimos trimestres. Y también, la tasa de paro, que continuará reduciéndose gradualmente en los próximos años.
En contra, la contribución del turismo al PIB de España. Aunque es y seguirá siendo un motor económico, ya no tira igual. "La contribución de la demanda exterior neta al crecimiento del PIB, que en 2024 será positiva y de una magnitud similar a la registrada en 2023, se moderará en 2025-2026. Una parte significativa de dicha contribución positiva ha estado asociada al elevado dinamismo que han mostrado los flujos turísticos internacionales hacia nuestro país, que han sorprendido al alza y han presentado una creciente diversificación geográfica y estacional", explica en su último informe de previsiones económicas presentado este martes.
A lo largo del horizonte de proyección se prevé que dichos flujos sigan mostrando un considerable vigor. No obstante, en términos de tasas de crecimiento, "su contribución al avance del PIB se reducirá gradualmente", añade el supervisor. Así, por ejemplo, según los datos del INE, las pernoctaciones hoteleras de viajeros extranjeros en España aumentaron en julio un 5,2% con respecto al año anterior, lo que supone una notable desaceleración desde la tasa interanual promedio del 12% registrada en el primer semestre de este año. Además, dichas pernoctaciones ya experimentaron un elevado aumento (del 13,2%) en el último trimestre de 2023, lo que podría implicar una nueva reducción de su tasa de avance interanual en los últimos meses de este año.
Pese a ello, las perspectivas relativas a la evolución del sector exterior en la segunda mitad del año son ahora algo más favorables que en junio. Esto responde, fundamentalmente, a dos dinámicas diferentes. En primer lugar, si bien el ritmo de avance de las exportaciones turísticas se ha desacelerado en los últimos meses, dicha desaceleración ha sido menor de lo esperado. Una parte de este mejor comportamiento que el proyectado se ha mantenido, en consonancia con algunos indicadores adelantados del nivel de actividad turística, para los próximos trimestres.
El Banco de España revisa también la inflación
En comparación con las anteriores proyecciones, las de junio, las actuales incorporan también una ligera revisión a la baja de la inflación general en 2024 y al alza en 2025. En concreto, se prevé que la inflación general se sitúe, en promedio anual, en el 2,9% en 2024, para moderarse posteriormente hasta el 2,1% en 2025 y el 1,8% en 2026.
El Banco de España entiende que esta evolución sería coherente con un ligero aumento de las tasas de inflación durante el último trimestre de este año, que respondería, principalmente, a efectos base, y con la convergencia hacia tasas cercanas al objetivo del 2% en los meses finales de 2025. Que además es el objetivo del Banco Central Europeo con su política monetaria, bajar la inflación a ese 2%.