El Banco de España vuelve a revisar a la baja el crecimiento de la economía española para los próximos dos ejercicios, tal y como hizo en septiembre y junio. En concreto, baja al 1,6% el PIB de 2024 y al 1,9% el de 2025. Se trata, en el primer caso, de dos décimas menos de lo pronosticado en septiembre y en el segundo, de una décima menos. Sin embargo, el organismo que dirige Pablo Hernández de Cos revisa al alza el PIB de 2023, estima que la economía de nuestro país crecerá a tasas del 2,4% este año.
En comparación con las proyecciones publicadas en septiembre, las de este mes de diciembre muestran una ligera revisión al alza, de 0,1%, en el crecimiento del PIB en 2023, debido al efecto positivo que las revisiones estadísticas que el INE ha llevado a cabo en los últimos meses han tenido sobre las tasas de avance del producto en el primer semestre de 2023 y en el segundo de 2022.
En cambio, el crecimiento del PIB en 2024 y 2025 se revisa a la baja, entre otros factores, por unas perspectivas menos favorables acerca de la evolución futura del consumo de los hogares, si bien este sigue siendo el principal motor del crecimiento español durante todo el horizonte de proyección, explica el BdE en su 'Informe trimestral y proyecciones macroeconómicas de la economía española'.
La información que proporciona la Consumer Expectations Survey (que realiza mensualmente el Banco Central Europeo) apunta a una menor demanda de consumo en los próximos trimestres en comparación con lo contemplado en las proyecciones de septiembre. Esta moderación vendría explicada, al menos en parte, porque los hogares han percibido un cierto deterioro en su acceso a financiación externa en los últimos meses.
Por otra parte, el supervisor prevé que la inflación siga reduciéndose gradualmente en los próximos trimestres, de manera que la tasa de inflación general baje desde el 3,4% en 2023 hasta el 3,3% en 2024, para descender nuevamente en 2025 y 2026 hasta el 2% y el 1,9%, respectivamente. El BdE espera que la inflación mantenga una senda ligeramente ascendente a comienzos de 2024 y que retome su descenso a partir de la segunda mitad del año.
En comparación con las proyecciones de septiembre, el Banco de España ha revisado la tasa de inflación de 2023 a la baja en un 0,2%, debido a las sorpresas registradas en el componente energético en los meses más recientes. Asimismo, las nuevas proyecciones incorporan una revisión a la baja del 1% para 2024 y al alza del 0,2% para 2025.
La revisión de 2024 se explica, principalmente, por los nuevos supuestos sobre los que descansan las proyecciones, que contemplan unos menores precios de la energía para los próximos trimestres y una prórroga de la reducción del IVA de los alimentos y de la subvención al transporte público hasta junio y diciembre de 2024, respectivamente. Por su parte, la revisión al alza de la inflación general prevista para 2025 se debe, fundamentalmente, a la finalización de esas ayudas.
Principales riesgos para la economía española
El supervisor destaca en su informe que los riesgos en torno al crecimiento económico están orientados a la baja, mientras que, en el caso de las proyecciones de inflación, se consideran equilibrados.
Una eventual escalada de los conflictos bélicos que están teniendo lugar en la actualidad en la Franja de Gaza y en Ucrania constituye la principal fuente de riesgo sobre las proyecciones actuales. Si este riesgo llegara a materializarse, ejercería un impacto negativo sobre el crecimiento económico, en la medida en que una mayor incertidumbre geopolítica conlleva un entorno más desfavorable para la toma de decisiones de gasto e inversión por parte de los agentes económicos y puede generar episodios de turbulencias en los mercados financieros.
Otra fuente de incertidumbre muy significativa tiene que ver con la magnitud de los efectos del endurecimiento de la política monetaria sobre la actividad y los precios. El hecho de que la actividad económica del la zona euro haya mostrado una mayor debilidad de lo que se había esperado, al tiempo que las tasas de inflación se han reducido de una forma más acusada de lo anticipado, podría apuntar a una transmisión de la política monetaria a la actividad y a los precios algo más intensa que la prevista.
En el ámbito nacional, existen dudas acerca de la retirada de algunas de las ayudas que las autoridades desplegaron para hacer frente a la crisis energética. Las proyecciones actuales incorporan, en su escenario central, el supuesto de que se prorrogarán tanto la rebaja del IVA de los alimentos como las subvenciones al transporte público, y de que no se extenderán las relacionadas con los precios de la energía, cuya expiración está prevista para diciembre de 2023.
Una eventual prórroga de estas últimas medidas podría redundar, en 2024, en una mayor moderación de la inflación y en un mayor dinamismo de la actividad. No obstante, en ese hipotético escenario, a partir del momento en que estas medidas expirasen, se observarían efectos sobre la actividad y los precios de signo contrario.