El Govern ha abierto las puertas a una subida de la tasa turística a Barcelona, aunque también al resto de los municipios turísticos catalanes que lo deseen. El paquete fiscal aprobado este martes por el Conseu Executiu incluye, fruto de un acuerdo con Comuns, el incremento, hasta doblarla, de la actual tarifa de las tasas que los alojamientos deberán cobrar por turista y día a partir de su entrada en vigor. Eso sí, si consigue pasar el trámite político del Parlament. Con la medida, la Generalitat se pretende obtener 92 millones extra el primer año que esté funcionando al completo, que se sumarán a los 96 millones recaudados en 2024.
Actualmente, un hotel de cinco estrellas de Barcelona debe ingresar por cliente y día 7,5 euros, de los que 4 euros van a parar al Ayuntamiento, y los 3,5 restantes para la Generalitat, aunque fuentes del consistorio reconocen que la mitad de los ingresos de la Hacienda catalana se cede a las arcas municipales. Por tanto, de los 7,5 euros, 1,75 euros van a la Agència Tributària de Catalunya (ATC) y 5,75 al erario municipal.
En la actualidad, los 7,5 euros por persona y noche que se obtienen por un turista que se aloje en un hotel de lujo en Barcelona son competitivos si se comparan con los 15 euros de París; los 21,8 euros de Ámsterdam que se cobran por noche por una habitación de 175 euros (si es doble, el precio por persona y noche es de 10,9 euros, pero si es individual, se queda en 21,8); Berlín o Hamburgo, donde se abona un 5% por una habitación, que supondrían 8,7 euros por habitación que si es compartida suponen 4,35 por persona y noche o 8,7 si es individual; los 8,75 euros de Bruselas; o los 10 de Roma. Y, a partir de este año, los 19 euros que se cobrará en Atenas con la entrada de una nueva tasa ambiental que supone un sobrecoste de 15 euros, sobre los 4 euros que se cobran por persona y noche en un alojamiento de lujo. Y a años luz de Nueva York, pues el consistorio recauda 14,5 euros por habitación más un suplemento de 3,5 dólares, lo que supondrían 28,6 euros por habitación y noche, la mitad por persona si es un alojamiento doble.
La tasa de Barcelona (15,6 millones de turistas en 2024) está actualmente por encima de los 5 euros por persona y noche de Florencia (15 millones) o los 4 euros de Lisboa (15 millones) o los 2 euros de Praga (5,5 millones) o incluso, los 5 de Venecia (30 millones de visitantes cada año). No obstante, el caso de la ciudad del norte de Italia es peculiar, pues desde el año pasado se cobra la entrada a los turistas de visitas diurnas que pernoctan fuera de la ciudad. El pasado año aprobó el cobre de 5 euros a estos turistas de día, aunque solo se cobró durante 30 días al año; pero en 2025, se ha elevado al doble de días y el doble de euros, con 10 euros por visitante y día, el doble que por pernoctar en un cinco estrellas.
Londres, otros de los grandes destinos europeos, no cobra actualmente una tasa turística, pero eso podría cambiar, pues está en estudio el cobro de un 5% por el precio del hotel, equivalente a Berlín, lo que pondría la tasa por encima de la de Barcelona. No obstante, ir a la capital británica tendrá a partir de este año un coste de 12 euros (10 libras) que pagarán todos los extranjeros que visiten el Reino Unido- por la ETA. No se trata exactamente de una tasa turística, sino que se asemeja más bien a un visado, mucho más barato, pues los 12 euros permiten una estancia de 90 días.
La Unión Europea (en realidad los 30 países del acuerdo Schengen, incluida España) empezará también a cobrar algo parecido en mayo, conocido como ETIAS, pero más reducido, 7 euros, que además no tendrán que abonar los residentes de los países Schengen. Ambas tasas se copian del ESTA de Estados Unidos, de 9,2 euros (14 dólares) que también permite la estancia de 90 días.
Barcelona a futuro
La propuesta que se presentará al Parlament permite a Barcelona cobrar a un cliente de un establecimiento de cinco estrellas hasta 15 euros por noche, colocándose a nivel de París. Y el resto de las ciudades catalanas, podrían alcanzar un máximo de 10 euros. Pero eso sería a muy, muy largo plazo. Fuentes del consistorio que dirige el socialista Jaume Collboni señalan que la voluntad es ir incrementando la tasa, pero que se hará de una manera muy progresiva y recuerdan que la tasa empezó a aplicarse en 2012 y que no ha sido hasta octubre del año pasado, cuando se subió 0,75 euros, que Barcelona ha llegado al máximo de 4 euros que le permitía la ley. No obstante, reconocen que el ayuntamiento lleva pidiendo tiempo ampliar la tarifa.
Una subida, la de los 75 céntimos para el máximo de la tarifa del pasado año, que aportará un extra de 15 millones de euros en 2025, pues con el año completo con el recargo de 4 euros, Barcelona prevé ingresar por la tasa municipal 115 millones de euros, frente a los 100 millones del pasado año, convirtiéndose en el tercer tributo que más recaudación aporta al consistorio tras la tasa de Basuras y el IBI.
Estas mismas fuentes señalan que la llegada de turismo y, especialmente, la aportación de ingresos, avalan que el impuesto: “lejos de frenar el turismo, no ha supuesto ningún impedimento (no han dejado de venir, al contrario) y sí ha sido válido para poder pagar otros programas como el Clima Escuela o bien para corresponsabilizar al turista de gastos municipales que aumentan lógicamente con su impacto (limpieza, transporte o seguridad, por ejemplo)”.