Visto bueno del gobierno francés de Emmanuel Macron para que Barcelona y París estén conectados por la línea de alta velocidad ferroviaria antes de que acabe este 2023 y para que Renfe pueda operar servicios entre Lyon y París también este 2023. Esta línea es la más rentable de los ferrocarriles franceses y forma parte de los objetivos internacionales de la empresa española. Estos son dos de los titulares destacados que se conocen a posteriori del Tratado de Barcelona sellado ayer entre Francia y España y que, este viernes, ha explicado la ministra de Transportes, Raquel Sánchez, que ha confirmado el pacto para desbloquear las rutas transfronterizas de Renfe, "una realidad que se materializará este año", en declaraciones en Catalunya Ràdio.
La ministra Sánchez que, por cargo y ser exalcaldesa del Ayuntamiento de Gavà está ejerciendo en los últimos tiempos de portavoz de La Moncloa en Catalunya, ha asumido el papel de dar promesas que todavía están por cumplir en materia de transporte ferroviario. Ya lo hizo en la última reivindicación del Corredor Mediterráneo desde el Fòrum de Barcelona y ahora, en la puesta en marcha de Renfe para conectar con la capital francesa: "Este es uno de los acuerdos que tuvimos la oportunidad de cerrar ayer y celebrar. A mí me lo trasladó mi homólogo de transportes francés, pero también fue ratificado por Emmanuel Macron a Pedro Sánchez. Esta voluntad y compromiso de hacer factible la liberalización del sector ferroviario", ha subrayado. En paralelo, la ministra ha recordado que Renfe ya está haciendo pruebas en la ruta Barcelona-Lyon y entre Madrid y Marsella, trayectos que "estarán operativos antes del verano", y ha confiado en que el trayecto entre Lyon y París se pueda operar por parte de Renfe "antes de acabar el año, es una muy buena noticia esta apuesta", ha dicho la ministra, que ha recordado que también España defiende la "liberalización del servicio ferroviario", ya que redunda en beneficio de los viajeros.
¿El corredor, un poco menos lejos?
El gobierno francés también ha trasladado el compromiso de acelerar la actualización del tramo Montpeller-Perpinyà, perteneciente al Corredor Mediterráneo, y finalizarla antes del año 2030. Esta obra permitirá acortar los tiempos de viaje, que hoy superan las seis horas y media de trayecto entre Barcelona y París. También desde el 2024 se acelerará el Gran Proyecto del Suroeste, que incluye las conexiones Burdeos-Toulouse y Burdeos-Frontera Espanyola (Hendaia) del Corredor Atlántico, abriendo una segunda salida a Francia por el País Vasco. Unas concreciones que, hay que recordar, Macron no dio en la rueda de prensa del jueves pasado y tan solo se remitió a una "voluntad de volver a las inversiones previstas en estas infraestructuras", cuando fue preguntado explícitamente por esta cuestión.
Empiezan las pruebas
En paralelo, esta semana Renfe ha iniciado las pruebas de sus trenes de alta velocidad (AVE) entre Madrid y Marsella, aparte de las de la ruta Barcelona-Lyon. El inicio de estas pruebas se produce una vez que Renfe cumple con todas las exigencias de seguridad y después de los requerimientos de la Agencia Francesa de Seguridad (EPSF), con los cuales ha conseguido el certificado correspondiente por parte de la Agencia Ferroviaria de la Unión Europea (ERA). Una vez concluya la formación de todos los maquinistas y se consigan las habilitaciones necesarias, Renfe definirá el plan de transportes, que será progresivo hasta conseguir las 28 circulaciones semanales en las líneas Madrid-Marsella y Barcelona-Lyon (todos los días de la semana, con dos circulaciones por sentido), precisó hace unos días Renfe. También ha iniciado los trámites para abrir una sucursal a Francia con la finalidad de seguir desarrollando los trabajos para conseguir el Certificado de Seguridad que le permita operar en toda Francia, como ya lo tiene la pública francesa SNCF-Ouigo para operar en España, y poder aprovechar la incipiente liberalización que el Estado francés y la SNCF han anunciado.
Discrepancias entre Renfe y SNFC
Precisamente, en la conexión Barcelona-París, la otra empresa pública que tiene la potestad, la francesa SNFC, ya explicitó la ruptura con Renfe el pasado mes de diciembre en la alta velocidad por las pérdidas económicas que se acumulaban en todas las líneas que se explotaban hasta ahora y que alcanzaban los diez millones de euros anuales en total. Las pérdidas registradas han llevado a SNCF a operar sólo la línea entre Barcelona y París, que es "la única que cumple condiciones de equilibrio económico". En paralelo, también descarta alargar su alta velocidad hasta Madrid. Ésta considera que, hasta ahora, no se ha demostrado rentabilidad en una línea de trenes nocturnos entre ambas ciudades. Un posicionamiento que contrasta con el paso adelante que sí da Renfe. La liberalización del tráfico ferroviario de alta velocidad en Europa ha provocado una distorsión a una posible colaboración entre ambas, ya que ambas empresas han pasado a ser competidoras.