El Barcelona Supercomputing Center (BSC) ha puesto en marcha este jueves el primer ordenador cuántico de España, desarrollado en el marco del proyecto Quantum Spain, una iniciativa a través de la Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial que tiene como objetivo el desarrollo de una infraestructura sólida de computación cuántica en España. Este ordenador, que incorpora dos tecnologías cuánticas complementarias, la digital y la analógica -lo cual amplía las capacidades de computación cuántica en el ecosistema europeo-, se ha desarrollado con tecnología 100% europea.

Pero, al mismo tiempo, con una fuerte implicación del tejido empresarial español. De hecho, la construcción del nuevo ordenador cuántico de Quantum Spain estado liderado por la unión temporal de empresas (UTE) formada por las empresas españolas Qilimanjaro y GMV, que aportaron su experiencia en tecnologías de vanguardia para desarrollar un sistema basado en cúbitos superconductores, las unidades fundamentales de la computación cuántica.

Los dos ordenadores serán accesibles a cualquier usuario español a través de la Red Española de Supercomputación (NADA), facilitando el acceso a la computación cuántica para investigadores y empresas del país. Este ordenador, que se encuentra desde septiembre de 2024 al Barcelona Supercomputing Center, se integrará en el supercomputador del BSC MareNostrum5 y a la Red Española de Supercomputación (NADA), cosa que permitirá a grupos de investigación y sectores industriales utilizar sus potentes capacidades de procesamiento (muy superiores a la de los ordenadores convencionales) para experimentación y desarrollo de productos y aplicaciones.

Beneficios para la ciencia

Financiado con 8,1 millones de euros para el Gobierno, el ordenador cuántico se conectará a la red española de supercomputación, y permitirá impulsar "la soberanía tecnológica y promover la ciencia abierta", según ha destacado el ministro de Transformación Digital y Función Pública, a Óscar López, durante un acto institucional celebrado en el BSC. López ha admitido que la tecnología cuántica "es un cambio de paradigma" porque permite hacer cálculos complejos de forma mucho más eficiente que con la tecnología tradicional utilizada hasta ahora y ha explicado que "los beneficios para la ciencia serán enormes, ya que abre la puerta a la predicción de enfermedades, por ejemplo."

En el mismo acto, el president de la Generalitat, Salvador Illa, el primer supercomputador cuántico situado en Barcelona supone una apuesta decidida y desacomplejada de los gobiernos de España y de Catalunya para la ciencia y la tecnología. Illa ha destacado que este nuevo supercomputador, que complementa el MareNostrum 5 con tecnología convencional, es fruto del BSC, un proyecto de éxito y de colaboración entre los gobiernos, la universidad y empresas privadas punteras. "Se trata de un marco público y académico, aquí se hace ciencia puntera, tecnología gobernada con criterios públicos y a favor del bien común, no está al servicio de un negocio", ha asegurado el presidente catalán, que ha subrayado la importancia de "democratizar la ciencia".

Catalunya -ha añadido- quiere desplegar su potencial en materia de tecnología e innovación, y no lo hace contra nadie, sino a favor de todos, de Catalunya, de España y de Europa". Illa ha pedido que la tecnología y los avances científicos no se desvinculen "de los valores humanistas", a fin de que estén "al servicio de todos, para el bien común, y no, por ejemplo, para utilizarlas para vigilar a los ciudadanos".

De la química a las finanzas

Por su parte, el presidente del BSC, Mateo Valero, ha querido resaltar la importancia de la colaboración entre administraciones y la Universidad Politécnica de Catalunya (UPC) y ha explicado que, mientras que en el hardware que se utiliza "no hay nada europeo", a la tecnología supercuántica "utilizamos tecnología europea". Desde el BSC se destaca que la computación cuántica tiene el potencial de transformar varios campos al permitir estudiar fenómenos a escala atómica. Sus aplicaciones abarcan desde la química, donde podría acelerar el desarrollo de nuevos materiales y medicamentos, hasta la resolución de problemas complejos en sectores como logística y finanzas.

Además, su capacidad para optimizar procesos la convierte en una herramienta clave para estas áreas, especialmente cuando se combina con la inteligencia artificial para desarrollar algoritmos de aprendizaje automático más eficientes. En el campo de la seguridad, esta tecnología podría transformar la criptografía, presentando nuevos desafíos, pero también ofreciendo soluciones más robustas.