La economía española resiste mejor de lo esperado y terminará el año con un crecimiento del 2,4% gracias sobre todo al tirón de las exportaciones hasta el verano. Sin embargo, el Gobierno que salga de las elecciones generales del próximo 23 de julio se encontrará una economía en desaceleración por el impacto de factores como los elevados tipos de interés sobre el consumo y la inversión, la sequía o el regreso de las reglas fiscales que obligan a reducir el déficit. Así lo prevé BBVA Research en su informe Situación España presentado este martes, en el que revisa al alza su previsión de crecimiento del PIB del 1,6% anterior al 2,4% para este año –tres décimas por encima de lo previsto por el Gobierno o por la OCDE– pero recorta su estimación para el próximo año del 2,6% al 2,1%.
La mejora de las previsiones para este año se explica fundamentalmente por la buena evolución prevista en el segundo trimestre. Tras un crecimiento del 0,5% entre enero y marzo, BBVA Reseach anticipa una aceleración de la actividad hasta el 0,7% hasta junio, lo que implica una mejora de cuatro décimas las estimaciones que realizó en marzo. Según ha explicado Rafael Doménech, responsable de Análisis Económico de BBVA Research, la revisión se explica porque, aunque se preveía una contribución negativa de la demanda externa, el nuevo escenario apunta que se comportará de forma muy positiva. Esto, unido al fuerte crecimiento de las exportaciones en general y particularmente del sector servicios, explican en buena medida el objetivo del 2,4% para el conjunto del año, a pesar de la desaceleración del segundo semestre.
Con los datos conocidos hasta el primer trimestre del año, las ventas de España al resto del mundo se encuentran ya casi un 13% por encima de los niveles alcanzados justo antes del inicio de la pandemia. El consumo de los no residentes en España continúa contribuyendo positivamente y, de acuerdo a los datos de compras con tarjeta de los extranjeros de BBVA, en el segundo trimestre del año se podrían alcanzar niveles de gasto un 60% superiores a los observados en el mismo período de 2019, sobre todo en destinos de playa y urbanos. En todo caso, ha sido más importante la aportación al crecimiento de las exportaciones de servicios no turísticos, ya que estas han aumentado un 30% desde finales de 2019 y ya representan casi el 9% del PIB.
Casi 500.000 empleos en el año
El empleo y los precios también muestran un comportamiento más positivo que el esperado en marzo: las empresas están creando puestos de trabajo a un ritmo que supondría añadir casi 500.000 empleos en el año, el doble de lo que se preveía en marzo, destaca BBVA Research. Asimismo, desde febrero y hasta mayo, la inflación ha mostrado datos consistentes con un descenso que puede sostenerse en el tiempo hasta promedios de 3,4% en 2023 y 3,2% en 2024.
Este avance se produce gracias a que la demanda externa más que compensa la atonía de la demanda interna. La caída acumulada del consumo de los hogares en el último trimestre de 2022 y el primero de 2023 –casi del 3%– ha sido mayor de la esperada. La inversión se mantiene un 2% por debajo de las cifras alcanzadas en el tercer trimestre del año anterior por el incremento de la energía y de los alimentos, que ha mermado la competitividad de las empresas y reducido el poder adquisitivo de la renta y de la riqueza de las familias. Pero también por el aumento en los tipos de interés oficiales ha incrementado el coste de financiación del sector privado, lo que ha afectado negativamente a sectores intensivos en el uso del crédito.
Sin embargo, se espera que alguno de los factores que han afectado a la demanda interna reviertan parcialmente en los próximos meses, lo que permite anticipar una mayor contribución al crecimiento en los próximos trimestres de este componente del PIB: el precio de las materias primas, el coste de la financiación y el ahorro de las familias.
Un año más de tipos altos
Jorge Sicilia, Economista Jefe del Grupo BBVA y director de BBVA Research, ha destacado que, a pesar de la buena evolución de la inflación general, a los bancos centrales les toca ser "prudentes" porque la inflación subyacente permanece alta. "A los tipos de interés les queda margen de subida en Europa y van a tardar en reducirse de los niveles actuales. Estos tipos de interés altos introducen algo de riesgo y alimentan el riesgo de alguna turbulencia financiera como la que hemos visto en los últimos meses", ha destacado Sicilia.
Por su parte, Rafael Doménech ha especificado que, como la bajada de la inflación general no se traslada a la subyacente, la política monetaria se va a mantener con tipos altos en Europa, donde BBVA Research espera dos subidas más de 0,25 puntos básicos hasta el 4,25%, y EE.UU., donde también espera más subidas pero una posible bajada a partir del segundo trimestre de 2024. "En Europa no prevemos que puedan comenzar a bajar hasta finales de 2024", ha añadido el experto.
Además de la disminución de los precios de las materias primas, principalmente de los combustibles, y del final del ciclo de subidas de los tipos de interés, un tercer factor que explica la mejora de las previsiones de 2023 es la buena evolución de la renta disponible y la contracción del consumo privado, por lo que la tasa de ahorro se habría incrementado nuevamente tanto en el cuarto trimestre de 2022 como en el primero de 2023. Estos recursos acumulados durante el último semestre podrían convertirse en mayor gasto en la medida en que disminuya la incertidumbre sobre el coste de la cesta de la compra, se consolide la confianza sobre la situación del mercado laboral y se confirme la finalización del encarecimiento del coste de financiación. Según BBVA Research, la firma del acuerdo salarial y el descenso de la inflación incrementarán el poder adquisitivo privado.
La política fiscal continuará siendo expansiva a corto y la mayoría de las medidas en vigor aprobadas para paliar el impacto del aumento de la inflación, como la reducción del IVA de los alimentos o la energía, podrían mantenerse hasta finales de año. Sin embargo, la política fiscal será restrictiva el siguiente año en la medida en que vuelvan a ser efectivas las reglas fiscales en la Unión Europea. España se ha comprometido ante la Comisión Europea a reducir el déficit público al 3% ya en 2024. BBVA Research prevé que España acabe 2023 con un déficit de en torno al 4 o 4,5%, por la retirada de las medidas podrían llevar a ese déficit del 3%.
Impacto modesto de los fondos europeos
Además, los expertos de BBVA Research han destacado que por el momento los fondos del plan de recuperación europeo han tenido un impacto menor de lo esperado en la inversión porque de momento no han ejercido el efecto tractor esperado. Con todo, El ritmo de ejecución de los proyectos relacionados con estos fondos asegura un soporte para la inversión pública a medio plazo. El impacto debería comenzar a observarse una mejora importante en la competitividad de las empresas en los próximos dos años, conforme se sustituyan fuentes de energía externa por doméstica y se avance en el cambio de modelo productivo.
Respecto al menor crecimiento esperado en 2024, la razón se encuentra en las dudas sobre cuánto tiempo más se puede sostener el crecimiento en algunos sectores. Distintos indicadores apuntan a que el alojamiento y la hostelería se situarán próximamente en torno a los niveles de capacidad utilizada de 2019 y las restricciones al aumento de la oferta hotelera "hacen poco probable que incrementos adicionales de la demanda puedan ir acompañados de una mayor disponibilidad de plazas".
Desincentivos por la ley de vivienda
La inversión en vivienda, además, continuará limitada por las restricciones de oferta y los cambios en la regulación. Según BBVA Research, la nueva Ley de vivienda no incentiva la construcción de obra nueva, tanto para ofrecer en alquiler como para ser adquirida. Por el contrario, introduce desincentivos al facilitar la limitación de los precios al introducir incertidumbre e incrementar la regulación, sobre todo para los grandes tenedores de vivienda, lo que va contra la eficiencia del sector y su competencia. A ello se suma el "aumento la rigidez" en los contratos de alquiler.