El Banco Central Europeo (BCE) dejó claro que su hoja de ruta hasta un IPC al 2% pasa por seguir elevando los tipos de interés de forma progresiva y, preferiblemente, en el corto plazo, tal y como expresó la presidenta de la institución, Christine Lagarde. Este miércoles, el economista jefe del organismo monetario, Philip Lane, ha recalcado que la posición del BCE sigue siendo la misma, volviendo a incidir en la necesidad de volver a elevar los tipos de interés en las próximas reuniones. El discurso de Lane, pese a basarse en la necesidad de seguir endureciendo la política monetaria, cuanta ahora con un condimento que hace unos meses no existía.
Y es que, Lane valora el estrés financiero que está sufriendo Europa en las últimas semanas y, ahora, añade al discurso de política monetaria del BCE el efecto que está generando la crisis financiera en la banca y en los mercados de valores del Viejo Continente. En una entrevista al diario alemán Die Zeit, el economista jefe del Banco Central Europeo ha explicado que “se necesitarán más aumentos. Ese es absolutamente nuestro diagnóstico”. Pese a ello, Lane también ha añadido que “si el estrés financiero del que hablamos se vuelve más fuerte, entonces tendremos que ver qué es lo apropiado”.
La evolución de las tensiones financieras marcará las próximas subidas de tipos de interés
Pese a que el BCE mantiene la idea de seguir elevando los tipos de interés, la institución incluye en su discurso la evolución de las tensiones financieras, siendo este uno de los grandes agitadores de los mercados y un motivo por el que repensar la estrategia monetaria. Aunque la institución monetaria presidida por Lagarde incide en la necesidad de hacer retornar el IPC hasta el 2% de la forma que sea necesaria, Lane explica que si el estrés financiero debilita la economía, “automáticamente reduciría las presiones inflacionarias”.
Al contrario, si las tensiones financieras son limitadas, el BCE volverá a endurecer la política monetaria de la eurozona. De cualquiera de las formas, el organismo bancario central moverá ficha el próximo 4 de mayo en función de cómo evolucione la situación del sector bancario. La crisis originada tras la quiebra de Silicon Valley Bank y por el desplome de Credit Suisse parece ser un punto de inflexión en la estrategia monetaria del BCE, que ahora incluye la posible afección de las tensiones financieras sobre el sector bancario en su discurso, algo que no ocurrió en la última reunión monetaria, cuando el organismo con sede en Frankfurt volvió a elevar las tasas de interés un 0,50%, tal y como proyectó en la reunión del pasado febrero.
El BCE tira de cautela
Hoy por hoy, y hasta el próximo 4 de mayo, los tipos de interés de la eurozona se mantienen sobre el 3,50%, el nivel más elevado desde octubre de 2008. Aunque en la reunión de mediados de marzo, el BCE endureció la política monetaria, se vio como los oradores de la institución no se aventuraron a dar una nueva estimación sobre la próxima subida de tipos, tal y como hicieron en febrero. La variación del discurso no va tanto en sí subirán las tasas, algo que parece claro, atendiendo al discurso hawkish que han emitido todas las personalidades del consejo, sino en contar con los cambios que puedan darse a nivel macroeconómico.
Y es que, en febrero, el BCE proyectó una nueva subida de 50 puntos básicos para marzo sin contar con las posibles variaciones que pudieran darse y que, finalmente, se han dado. Esto estrecha el margen de maniobra de la institución, ya que, de no subir los tipos al mismo nivel que dijeron, podría generar la duda de sí la crisis financiera es más importante de lo que el BCE dice.
Como fuere, Lane, como Lagarde, no se moja sobre la próxima variación monetaria. La presidenta de la institución expresó el pasado 22 de marzo que “ni estamos comprometidos a subir más los tipos, ni hemos terminado los incrementos”, tirando de cautela y respaldándose en “los datos” para determinar los próximos movimientos.
El BCE mantiene la atención sobre la crisis financiera
En cuanto al escenario actual, el economista jefe del BCE ha subrayado que la institución se mantiene “en guardia”, pero cree que no habrá una situación similar a la de Estados Unidos o a la de Suiza. “No vemos eso como un problema general en el sistema bancario, no hay una extrapolación directa a la zona del euro”, ha añadido el experto, quien cree que lo que se está dando en la eurozona es un efecto “indirecto” de los problemas bancarios vistos en las últimas dos semanas. Pese a esto, Philip Lane habla de la solidez del sistema bancario y recuerda que, como consecuencia de la crisis financiera del 2008, ahora existe una regulación y una supervisión más estricta de los bancos.
La quiebra de varias entidades bancarias en Estados Unidos y el estallido de la crisis de Credit Suisse han calado hondo entre los inversores europeos, quienes temen un efecto contagio que, poco a poco, se está diluyendo, aunque aún hay temores a un recrudecimiento de la situación. El BCE dejó claro que apoyaría a la banca europea en el caso en que fuera necesario, pero al mismo tiempo ha sacado pecho por la solidez y buena demarcación de las entidades bancarias de la eurozona.