Las personas discapacitadas son un colectivo vulnerable al que se le debe facilitar la integración social para evitar que se vea excluido. Con este objetivo, se prevé una serie de beneficios fiscales sobre el IRPF y la Declaración de la Renta.

Para las personas con un grado de discapacidad igual o superior al 33%, se prevé una reducción de 3.000 euros en la base imponible, que puede alcanzar los 7.550 euros si acredita cualquiera de estos requisitos:

• Necesita ayuda de terceras personas o sufre movilidad reducida

• Tiene un grado de discapacidad igual o superior al 65%

También se contemplan deducciones para obras en sus viviendas para facilitar la accesibilidad. Por este concepto, se puede desgravar hasta un máximo de 12.080 euros. También se prevén subvenciones a las comunidades de vecinos para eliminar barreras arquitectónicas y hacerlas accesibles.

Los beneficios fiscales incluyen la compra de vehículos adaptados destinados al uso personal. Incluso se les puede eximir del pago del impuesto de matriculación.

Las personas con cónyuge, hijos, padres o abuelos a cargo que presenten discapacidad también se pueden acoger a deducciones. El importe alcanza hasta los 1.200 euros anuales (100 mensuales) por cada descendiente con discapacidad. Si hay más de una persona a su cuidado con derecho a la deducción, esta se dividirá entre ellos a no ser que se renuncie.

La Agencia Tributaria ha lanzado una iniciativa para ayudar a las personas mayores o con discapacidad (del 33% o más), así como a quienes las tienen a su cargo. Se trata de una ventaja fiscal que se aplicará a partir de este año en la declaración del Impuesto a la Renta de las Personas Físicas (IRPF) correspondiente a 2024. El objetivo es ayudar a mitigar los gastos asociados al cuidado de estas personas.

Más mujeres que hombres

Según los datos de la Encuesta de Discapacidad 2020 elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), de los 4,38 millones de personas que declaran tener alguna discapacidad, el 58,6% son mujeres. Las tasas de discapacidad por edades son ligeramente superiores en los hombres hasta los 34 años, edad a partir de la que se invierte la situación, creciendo esta diferencia a medida que aumenta la edad.

Las mujeres presentan una tasa de discapacidad por 1.000 habitantes (112,1) significativamente más alta que los hombres (81,2). En el 79,5% de los hogares no hay ninguna persona con discapacidad, en el 17,9% hay una persona, en el 2,5% hay dos personas y en el 0,2%, tres o más personas.

El perfil del trabajador que presta cuidados personales a personas con discapacidad es una mujer de entre 45 y 64 años, que reside en el mismo hogar que la persona a la que cuida, según recoge el INE. Desde las asociaciones de madres cuidadoras se ha reclamado cobrar el salario mínimo interprofesional, así como tener derecho al paro y a la jubilación anticipada.