La propuesta alemana para introducir en las nuevas reglas fiscales para los países de la UE a partir de 2024 una reducción anual fija de deuda para los países que superen el tope del 60% del PIB es una medida "del pasado" que no encaja con el nuevo modelo más flexible que plantea la Comisión Europea, dijo este sábado un cargo europeo.
El ministro de Finanzas alemán aboga por que los países con alta deuda tengan que reducirla en un 1% del producto interior bruto (PIB) anualmente, mientras que la propuesta elaborada por el Ejecutivo comunitario, tras meses de conversaciones con los países de la Unión Europea (UE), prevé eliminar la antigua regla que obligaba a recortarla en un veinteavo de su volumen cada año por considerar que no funcionaba.
"No encaja con el nuevo modelo donde damos más flexibilidad, donde hay planes a cuatro o siete años (...). Creo que sería muy difícil introducir ahora algo del pasado", apuntó un cargo de la Comisión. "Es como hornear una tarta: no pones cemento en ella", añadió, subrayando que las nuevas reglas deben seguir un modelo "coherente".
En el pasado ya se usaron "cifras mágicas" que exigían ajustes año a año independientemente de las circunstancias y no lograron los resultados deseados, por lo que introducirlas en las normas reformadas sería "una camisa de fuerza que no funciona bajo las condiciones económicas que vemos", señalaron estas fuentes.
Planes fiscales de 4 años ampliables
La propuesta de la Comisión Europea prevé que los países tengan más flexibilidad para fijar sus sendas de reducción de deuda, a través de planes fiscales a cuatro años (ampliables a siete), así como más margen para las inversiones y reformas, mientras que introduce a cambio un sistema de control más estricto con multas más automáticas, aunque menos cuantiosas, para quienes incumplan.
Bruselas introdujo, sin embargo, la obligación de reducir en un 0,5% del PIB cada año el déficit público cuando este supere el umbral del 3 % del PIB, después de que los ministros de los Veintisiete pidiesen salvaguardas para evitar que los países posterguen los ajustes fiscales. La propuesta del titular de Finanzas, Christian Lindner, no ha gustado en la mayoría de las capitales, con países como Francia subrayando que se oponen categóricamente a pedir recortes uniformes cuando las reglas buscan una diferenciación por países, o como España, que advierte de que debe respetarse el espíritu de una reforma.
El objetivo de los Veintisiete es lograr un acuerdo sobre las reglas, recogidas en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, antes de que termine este año, puesto que está previsto que en 2024 vuelvan a aplicarse tras más de tres años suspendidas por la pandemia y la guerra en Ucrania.
Precisamente este viernes España remitió a Bruselas el nuevo plan de estabilidad hasta 2026, en el que el Gobierno de España mantiene su previsión de crecimiento de PIB en el 2,1% para este año, el mismo pronóstico que presentó en octubre del año pasado en el proyecto de Presupuestos Generales de 2023 y se compromete con Bruselas a crear 1,1 millones de puestos de trabajo hasta 2026.