La Unión Europea (UE) ha pospuesto de nuevo la decisión sobre la fecha límite en la que se dejen de vender coches contaminantes. Los países miembros volvieron este viernes a aplazar la votación del acuerdo histórico para que a partir de 2035 solo puedan comercializarse en la UE vehículos que no emitan CO2, después de que Alemania haya exigido más garantías para los motores de combustión que usen combustibles sintéticos limpios.
De este modo, los embajadores de los Veintisiete han decidido hoy posponer la decisión sobre el objetivo de emisiones de los automóviles para 2035, que los ministros comunitarios tenían previsto tomar el 7 de marzo, “a una reunión posterior del Consejo”. De momento no han puesto fecha para la nueva votación y han asegurado que volverán a tratar esta cuestión “a su debido tiempo”, tal y como ha señalado portavoz de la presidencia de turno sueca de la institución.
En España, los sectores relacionados con la industria del automóvil han mostrado discrepancias con algunas de las medidas impulsadas desde Bruselas en línea con los objetivos climáticos para lograr la transición energética. Si bien no se oponen a los planes de 2035, sí les parece preocupante que no se fijen las medidas adecuadas para cumplirlos. Así lo explicaba el director general de Anfac, José López-Tafall, en una entrevista a ON ECONOMIA, donde señalaba, entre otras cosas, que la norma de emisiones Euro7 no tiene mucho sentido.
En cualquier caso, fue el pasado junio cuando los ministros de los Veintisiete debían fijar su posición antes de entrar a negociar con el Parlamento Europeo, la fecha de 2035 había generado una pequeña crisis política en el Gobierno de coalición de Berlín, donde las sensibilidades de ecologistas y liberales difieren. Finalmente, Alemania aceptó esa fecha, pero -con el apoyo de Italia- consiguió el compromiso de que la Comisión Europea prepararía en 2026 una propuesta para que se puedan matricular aún vehículos con motor de combustión a partir de 2035, siempre que utilicen combustibles sintéticos de cero emisiones contaminantes.
Se trata de los combustibles producidos con agua y CO2, con lo que no emiten dióxido de carbono adicional y no tienen huella de carbono. La Comisión, que se define como "tecnológicamente neutral”, no entra en el tipo de motor que deben tener los vehículos, pero el desarrollo actual de la tecnología invita a pensar que el parque móvil estará dominado por vehículos eléctricos o de hidrógeno, desplazando al motor de combustión.
Von der Leyen se reunirá con el Gobierno alemán
Los combustibles sintéticos de cero emisiones "hasta hora no parecen muy realistas porque parecen prohibitivos en términos de costes", dijo entonces el vicepresidente de la Comisión Europeo para el Pacto Verde, Frans Timmermans. Con esa cláusula, el pacto entre las veintisiete capitales salió adelante y el Consejo de la UE alcanzó un acuerdo con el Parlamento Europeo que fue aprobado por el pleno de la Eurocámara el 14 de febrero y ahora debía recibir la luz verde formal de los Estados miembros, un trámite que rara vez plantea problemas.
Pero Alemania quiere que Bruselas se comprometa de una manera más explícita sobre la viabilidad de los motores con combustibles sintéticos más allá de 2035. La portavoz de la Comisión Europea, Dana Spinant, dijo que el Ejecutivo comunitario "está comprometido a implementar cuidadosamente" la evaluación pactada para 2026 y que está en contacto con los Estados para conocer "las preocupaciones expresadas más recientemente" sobre este punto.
"Queremos entender mejor estas preocupaciones, en particular las nuevas, antes de decidir cuál es el mejor modo de proceder", dijo Spinant, añadiendo que sería "prematuro" pronunciarse ya sobre las opciones que se pondrán sobre la mesa para ejecutar ese compromiso.
La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, tendrá oportunidad de abordar el tema con el Gobierno alemán, puesto que participa este fin de semana en el retiro organizado por el Ejecutivo de Berlín, una cita "prevista desde hace mucho tiempo", según la portavoz, quien no confirmó que la cuestión vaya a estar en la agenda.
Además de Alemania, Italia se ha posicionado en contra del texto, pese a que en una votación anterior se había pronunciado a favor, cuestionando que se priorice la electricidad para impulsar los coches y no se consideran otras alternativas que podrían, dicen, lograr el mismo objetivo como los biocombustibles. El texto, no obstante, podría en principio salir adelante con el voto en contra de Italia - así como de Polonia y Bulgaria, que también se oponen- si Alemania votase a favor.