El alquiler de temporada se ha multiplicado por 7 en Barcelona desde 2019 al pasar de representar entonces el 2,1% al 14,4% en 2023, un ritmo el doble de rápido que el de Madrid, donde se han multiplicado por 3,5 al pasar del 4 al 10% del total según un estudio publicado esta semana por EsadeEcPol. Pero el ritmo y la presión sobre el alquiler son mucho más fuertes en el centro de la ciudad. En Ciutat Vella, el alquiler de temporada se ha multiplicado por 9 del 4,05% al 36,24 y si tomamos los tres barrios más céntricos de la capital catalana, sumando Eixample y Gràcia, los alquileres de temporada se han multiplicado por 8 del 3,1% antes de la pandemia al 25% el año pasado.
O sea, que uno de cada cuatro pisos en el mercado de alquiler en el centro de la ciudad es temporal, según este estudio, una vez sacamos el promedio de los distritos de Ciutat Vella, Eixample y Gràcia, los más céntricos de la ciudad y que concentran más medio millón de habitantes, un tercio de los 1,6 millones que viven en la ciudad. El estudio ha sido publicado por EsadeEcPol pocos días de la manifestación que este sábado tomará el centro de Barcelona y otras ciudades de España para pedir medidas más duras contra la subida de los precios del alquiler, entre ellas una regulación efectiva del alquiler de temporada que evite que esta vía se utilice como forma fraudulenta de evitar los topes de precios, activos en 271 municipios catalanes a la espera que se sume otra Comunidad Autónoma.
En el Eixample, el alquiler de temporada ha pasado de representar el 2,86% en 2019 al 23,23% en 2023, multiplicándose por 8, y en Gràcia ha saltado del 2,58% el año antes de la pandemia al 16,70% en 2023. El salto ha sido especialmente brusco en el último año en estos dos barrios, donde se ha duplicado tras aprobarse la Ley de Vivienda, y más gradual en Ciutat Vella, donde ya empezó a tener un peso importante en 2021, al alcanzar un 17,08%.
Al dividir el resultado de estos tres barrios por tres, vemos una evolución que va del 3,1% de alquileres de temporada antes de la pandemia al 25% el pasado 2023.
En ese mismo periodo y tras las medidas para frenar las licencias a pisos turísticos, el alquiler turístico se ha estancado en los mismos barrios: ha pasado del 3,43% al 5,94% en Ciutat Vella; del 1,89% al 4% en el Eixample y del 1,34% al 4,01% en Gràcia. O sea que, aunque los pisos de temporada sean más llamativos por el ruido y el trasiego de maletas que los hace más evidentes, los alquileres de temporada ejercen más presión sobre los precios del alquiler.
Intentos de regulación
Catalunya intentó regular el alquiler de temporada el pasado mes de mayo, pero no consiguió los apoyos necesarios en el Parlament. El Gobierno español, mientras tanto, ha lanzado a audiencia pública un Real Decreto para que los propietarios que quieran alquilar su piso de manera temporal necesiten obtener un número de registro y garanticen que un alquiler temporal responde a las necesidades del inquilino y no como sucede actualmente, de manera fraudulenta, que se utiliza como forma de subir el precio del alquiler a inquilinos que no encuentran una alternativa residencial permanente.
El Sindicat de Llogateres, pide que se prohíban las compras "especulativas" de vivienda para ganar beneficios y que en las zonas tensionadas, o sea con los precios elevados, estén prohibidos los pisos turísticos, así como una limitación del alquiler de temporada mucho más estricto.
El estudio de EsadeEcpol apunta a la regulación de los precios de alquiler como uno de los detonantes del boom de los pisos de temporada. "El inicio de estas diferencias entre ambas ciudades coincide en el tiempo con la introducción de regulaciones que limitan los precios de largo plazo y el acceso de las viviendas al alquiler de corto plazo en Barcelona y no en Madrid", sugiere el estudio.
Y, al revés de lo que exigen los manifestantes, sugiere "considerar con detenimiento los posibles efectos que cualquier intervención adicional pueda tener en desplazar oferta de vivienda hacia otras formas de alquiler". "La evidencia sobre regular el alquiler de temporada es insuficiente; y sobre hacerlo con el alquiler de corto plazo es escasa, presentando indicios de efectos positivos, aunque limitados", añaden desde EsadeEcpol, después de que la Generalitat detectara una caída del 10% en el precio del alquiler en Barcelona tras la regulación. Los inquilinos, además, no han visto subidas de sus contratos por encima del índice desde que este control está activo.
En la línea con las patronales, EsadeEcpol apunta a aumentar la oferta de vivienda con más construcción, mientras que las plataformas de inquilinos apuntan más bien a cómo se han disparado las compras de vivienda de grandes tenedores y fondo de inversión que lo utilizan para obtener rentabilidad. El 44,7% de los pisos de alquiler de Barcelona, de hecho, son de grandes tenedores que tienen más de cinco pisos, según un estudio del Observatorio Metropolitano de la Vivienda (OHM) publicado el pasado mes de febrero, y solo un 33% de dueños de una sola propiedad.