CaixaBank Research, el servicio de estudios del banco catalán, prevé que el primer semestre de 2024 estará caracterizado por "una marcada debilidad de la actividad" economía. Por contra, sugiera que la segunda mitad del año tendrá una mejoría, "según vayan aflorando los efectos tanto de la bajada de la inflación como de la relajación de las condiciones financieras".

La entidad ha indicado en su informe mensual de enero, publicado este viernes, que son varios los indicadores económicos que sugieren que el ritmo de crecimiento económico se está desacelerando en los principales países desarrollados y, probablemente, el tono se mantendrá débil unos meses más. Pero todo apunta a que los factores que frenan el ritmo de avance de la economía se irá "disipando" los próximos trimestres, y ello debería dar paso a un creciente dinamismo de la economía, tanto a nivel global como también en la economía española.

Sobre España, la entidad recuerda que el PIB cerró 2023 "con mejor tono del que se esperaba a principios de año". Y si bien es cierto que en la segunda parte del ejercicio el ritmo de crecimiento se moderó, el debilitamiento se ha producido más tarde de lo esperado y está siendo más moderado de lo que se temía inicialmente. Así, si a principios de 2023 el consenso de analistas situaba el crecimiento del PIB para el conjunto del año en el 1,3%, y hoy en día lo emplaza en el entorno del 2,4%, una cifra que coincide con la que estima CaixaBank Research.

Además, todo apunta a que en 2024, especialmente durante el segundo semestre, "la economía podría recuperar cierto brío, lo que debería permitir que en el cuarto trimestre de este 2024 el ritmo de crecimiento del PIB ya se aproxime al 2,0% interanual".

No hay urgencia en bajar los tipos de interés

Por otra parte, CaixaBank Research ve "difícil" que los bancos centrales tengan urgencia en bajar los tipos de interés (a pesar de la reducción de la inflación en los últimos meses) si no hay, textualmente, un fuerte debilitamiento adicional de la economía con implicaciones directas en la inflación.

Apunta también que, a pesar de que hay señales positivas en la evolución de los precios a corto plazo, "siguen existiendo dudas (y riesgos) sobre las dinámicas" que se desplegarán en los próximos meses, por lo que no se pueden hacer previsiones del momento en el que la inflación alcanzará el 2%, que es el objetivo del BCE.

Por este motivo, ve "bastante coherentes" los mensajes de los bancos centrales, que sin desinflar las expectativas de bajadas de tipos, remarcaron que sus decisiones dependerían de los datos de cada momento.