Catalunya perdió el 23,8% de las pescaderías en tan solo seis años, entre 2016 y 2021, según un estudio de los investigadores del CSIC Miquel Ortega y Marta Coll realizado en colaboración con el Gremi de Peixaters. Atribuyen este fenómeno a la caída del consumo de pescado fresco provocado por la crisis económica y por el cambio de hábitos alimentarios de la población.
Este informe apunta que, en 2021, quedaban 1.473 pescaderías repartidas por toda Catalunya aunque la mayor parte están situadas en grandes ciudades. La comarca del Barcelonès concentra más de un tercio de los establecimientos (509). En su mayoría son de pequeño tamaño, con una media de 26 metros cuadrados.
Detrás de estos puntos de venta hay un máximo de 1.115 empresas, según datos de Camerdata, aunque los autores del estudio advierten que “probablemente” este número es excesivo porque algunas aún no se han dado de baja pese a estar inactivas. Un muestreo aleatorio de sesenta empresas del Gremi de Peixaters apunta a una facturación media de 489.273 euros. En su mayoría son micropymes, con 3 o 4 trabajadores por término medio.
El informe confirma la caída del consumo de pescado fresco y marisco año tras año, con la excepción de 2020 cuando se produjo un repunte coincidiendo con los cambios de hábitos por la pandemia. Pero esta tendencia a la baja se ha retomado en los tres últimos años. Esto ha provocado una progresiva pérdida de la cuota de mercado de las pescaderías, que no solo afecta a las de Catalunya sino a todas las de España, según datos de Fedepesca.
Como ocurre en toda Europa, las pescaderías también pierden cuota de mercado en favor de las grandes superficies. Y, además, en los hogares cada vez se consume menos pescado fresco porque se está optando por el congelado.
Los datos de Catalunya están en sintonía con los que maneja la federación estatal Fedepesca, que situó la desaparición de establecimientos en un 26,49% en el conjunto de España entre 2007 y 2020 precisamente por el hundimiento del consumo de pescado. Este ha pasado de los 27,2 kilos de media anual de 2013 a solo 18,53, según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
Las cerca de 1.500 pescaderías catalanas venden al entorno de 35.000 toneladas de pescado y marisco, especialmente fresco, que en un 90% se consume en los hogares. La venta al canal de hostelería, restauración y catering no alcanza el 10%.
Pescado de proximidad
Este informe se titula “El rol de las pescaderías catalanas en la distribución de pescado de proximidad” porque se centra en el comercio de las variedades de la cuenca del Mediterráneo español. Un 27% del producto que comercializan tiene su origen en los puertos españoles del Mediterráneo. Así, más del 50% de las principales especies de pescado azul que venden son de proximidad, con la excepción de la caballa y el pez espada, y lo mismo ocurre con los mariscos y moluscos, exceptuando la cigala y el mejillón.
Respecto a los cefalópodos, la mayoría de las pescaderías encuestadas señalan que más del 50% del pulpo, sepia y canana que comercializan también son de proximidad, pero se quedan muy por debajo con el calamar.
Según la encuesta a las pescaderías catalanas, las principales “barreras” para comercializar más producto del Mediterráneo es el precio, el desconocimiento de las especies por parte de los clientes y una “falta de valoración del factor proximidad”.
Àlex Goñi, presidente del Gremi de Peixaters, recuerda a ON ECONOMIA que la desaparición de pescaderías es una realidad que "preocupa" porque no solo perjudica a la gastronomía sino también a la salud de los ciudadanos. Como apunta el estudio, los consumidores están optando por "proteínas animales más baratas".
Respecto a los autores, el ambientólogo Miquel Ortega es investigador del Instituto de Ciencia y Tecnología de la Universitat Autònoma de Catalunya y Marta Coll es investigadora del Instituto de Ciencias del Mar (ICM-CSIC).