Aunque España se ha sumergido en una agenda reformista "favorable" para llevar a cabo cambios estructurales necesarios, el Cercle d'Economia advierte que la polarización política y la falta de consenso entre las formaciones políticas está "empobreciendo" la capacidad de estas reformas. La entidad que preside Jaume Guardiola así lo ha reflejado en la última nota de opinión que ha publicado hoy, una semana antes de la celebración de las elecciones municipales y autonómicas en algunas comunidades españolas y, también, una semana antes de la celebración de la reunión anual del Cercle d'Economia, que aborda los retos de futuro, económicos y sociales. La nota también ha advertido de la falta de liderazgo y coraje político, especialmente en Catalunya, para salir adelante cambios que garanticen el crecimiento económico.
Los empresarios hacen esta advertencia en un momento en que consideran "importante" para la evolución económica, después de dos décadas en que se han sucedido crisis económicas importantes como la financiera, a la sanitaria por la pandemia y la provocada por la guerra de Ucrania. En este sentido, la nota de opinión del Cercle advierte que la economía española ha tardado quince años a recuperar los niveles de renta per cápita que alcanzó antes de la crisis financiera, el año 2007. En cambio, los principales países europeos ya hace años que alcanzaron este hito. Así, la distancia entre el PIB per cápita español y el de los países de la zona euro no ha hecho más que aumentar. Mientras que antes de la crisis financiera, la renta per cápita de España era un 9% inferior a la europea, el año 2022 la distancia había aumentado hasta situarse en el 17%. Una diferencia similar a la que había a mediados de años noventa. "Mientras que durante la etapa posterior a la entrada de España a la UE, el país creció en línea con los países vecinos, la convergencia que se hubiera tenido que hacer después de la entrada al euro fue ficticia", ha destacado al presidente del Cercle. Guardiola ha incidido en el hecho que, la visión a corto plazo que se tuvo de lo que sucedía, y más todavía cuando se fueron sucediendo las mencionadas crisis, "hizo creer que la gestión que se había hecho entre el año 2000 y el estallido de la crisis financiera en el 2007, había sido favorable, pero ahora nos hemos dado cuenta de que fue en parte ficción". Por eso, en el 2007 se entró en una crisis financiera, pero también de crecimiento. Ahora, lo que toca, "es mejorarlo", y de aquí las advertencias que hace falta consenso político para afrontar las reformas estructurales.
Según la mencionada nota, de las mejoras en España destaca la reforma laboral, la de las pensiones y la de la vivienda. "Todos son ámbitos de máxima importancia para mejorar la capacidad de crecimiento de la economía española y para reforzar la cohesión social y reducir la desigualdad", aseguran. De las tres, la laboral es la que, fruto del consenso, está dando resultados: es destacable la mejora en la estructura de contratos de empleo que se ha producido hasta ahora, con menos temporalidad y más flexibilidad. Sin embargo, según los empresarios, la reforma volvió a hacer prevalecer los convenios sectoriales sobre los de empresa, lo cual dificulta adaptar las compañías a la realidad de su contexto más inmediato, cuando "la experiencia sugiere que dentro de un mismo sector pueden convivir circunstancias muy diferentes".
Por lo tanto, las críticas del Cercle se han dirigido a la reforma de la vivienda y las pensiones. Con respecto a la vivienda, alertan que las acciones encaminadas a intervenir directamente en los precios de las viviendas de alquiler, aunque estén hechas con la mejor de las intenciones, pueden generar efectos no deseados, que se tendrían que ponderar adecuadamente y que el aumento de la reserva de suelo para vivienda protegida desincentivará la nueva producción de viviendas, además de encarecerlos, como ya ha pasado en Barcelona.
En el capítulo de las pensiones, y en línea con el que han defendido instituciones como el Airef, el Cercle cree que la reforma generará un importante déficit a la larga y acentúa las diferencias intergeneracionales ya existentes. Es mujer, insistieron, una asimetría entre el colectivo de trabajadores y el de jubilados. Concretan que la indexación de las pensiones tiene más repercusiones que las presupuestarias, porque en momentos en que se pide a los trabajadores moderación salarial y se fomenta un pacto de rentas para controlar la inflación, incluir las pensiones en estos acuerdos de moderación habría sido un acto de justicia intergeneracional.