El cierre previsto para los años 2030, 2032 y 2035 de los reactores nucleares tarraconenses en Catalunya puede tener un elevado impacto en el precio de la luz, ya que representa el 49% de la energía que se consume en el país y el 59% de la que se produce. Un informe elaborado por PWC y presentado este viernes con representantes de Foment y del sector nuclear ha calculado que el cierre de las centrales de Vandellòs y Ascó podría hacer subir factura de la luz entre 13€ y 30€/MWh. El impacto total en la demanda sería de entre 543 y 1.221 millones de euros en Catalunya.

Para hacer el cálculo, la consultora ha hecho proyecciones optimistas y pesimistas sobre la cantidad de energía renovable que se podría incorporar a la red. Para la parte que no podrían cubrir con la nueva energía renovable, PWC ha hecho una estimación de lo que podría costar el gas, que habría que inyectar a través de ciclos combinados para cubrir parte de la nuclear que desaparecería. Como el gas es una materia prima que se importa principalmente de los Estados Unidos, Rusia y Argelia y su precio es más elevado que la nuclear y las renovables.

El cierre nuclear tendría también un impacto sobre los 10.000 puestos de trabajo que generan las centrales.

Además, el aumento del uso del gas para la electricidad derivado del cierre nuclear produciría un incremento de las emisiones de CO2, uno de los motivos por los cuales Bélgica, a quien el estudio pone como ejemplo "ha reevaluado su plan de cierre acordando la prolongación de sus reactores nucleares, con el fin de garantizar la estabilidad y la seguridad de suministro eléctrico al medio y largo plazo".

Con respecto a las renovables, el socio responsable del sector de Energía de PwC España, Óscar Barrero, uno de los autores del estudio, ha recordado que de los 9.000 MW que han pedido acceso a la red a Catalunya solo la mitad ha iniciado la tramitación administrativa y, de estos, 1.300 MW han sido desestimados. Solo 1.700 tendrán, pues, autorización de construcción.

En un contexto optimista, Catalunya podría añadir 6.515 MW de renovables en la red de cara a 2030 y 10.444 de cara a 2035, mientras que en un escenario continuista (con el escaso ritmo actual), solo llegaría a los 1.958 MW en el 2030 y los 2.067 para el 2035. Con estos escenarios, Catalunya solo cubriría entre un 37%, en el peor de los casos, y el 70%, en los mejores, la demanda energética, que actualmente se nutre en un 49% de energía nuclear.

Con estos escenarios, Catalunya tendría que aumentar el gas y las importaciones de energía, pero hay oposición social y administrativa a las líneas de muy alta tensión (MATE) que vienen de Aragón y otros territorios tampoco tendrían capacitado para exportar hacia Catalunya.

De todos modos, las renovables dependen de las condiciones climáticas y no garantizan el suministro energético todo el tiempo, han destacado a los defensores de la nuclear. Si no hace sol o no hay viento, no se producen fotovoltaica y eólica y el almacenaje de energía que se tiene que dar mediante bombardeo hidráulico o baterías no tiene hoy día la capacidad de guardar la energía no consumida para reutilizarla en otros momentos.

En los últimos días, las energéticas han levantado la voz contra el cierre nuclear ante el inminente cierre de la central de Almaraz I, en Extremadura, que aporta el 7% de la energía española y una parte importante a la Comunidad de Madrid. Tanto Iberdrola como Endesa y, con menor intensidad, Naturgy, han expresado durante las últimas semanas los peligros que supondría para España el cierre nuclear. A pesar de eso, la ministra de Transición Ecológica, Sara Aagesen, ha recordado en los últimos días que fueron las empresas a quién decidieron encerrar en su día por motivos económicos, y no el Gobierno, y ha asegurado que aunque hay un diálogo abierto con las empresas no hay una petición formal de alargamiento de vida de las nucleares.

Lo que sí que ha habido es una votación en el Congreso de los diputados, a finales del pasado mes de febrero, con una proposición no de ley del PP que recibió el apoyo de Vox y las abstenciones de Junts y Esquerra para alargar la vida de las nucleares. No era vinculante, pero mostraba la posibilidad de una mayoría parlamentaria en España a favor de aplazar el cierre de las nucleares. Esquerra, en cambio, cambió su voto este mismo jueves y votó a favor del cierre de las nucleares, con una abstención de Junts que podría volverse un voto a favor en la propuesta de ley que quiere presentar el PP.

En este sentido, una de las voces más contundentes en contra del cierre en los últimos meses ha sido la de la patronal Foment, que se ha reunido con varios líderes para expresar su preocupación por los cierres.

El director de desarrollo sostenible de Foment, Salvador Sedó, ha dicho a la presentación del estudio de este viernes que el cierre tiene "un componente únicamente ideológico" y ha defendido que la nuclear ayuda a generar una energía con pocas emisiones. Últimamente, UGT se ha sumado a esta petición por medio de su portavoz, Pepe Álvarez.

El estudio de PwC también defiende que la nuclear genera mucha más energía en mucho menos espacio que la fotovoltaica y la eólica y repasa la situación en el resto del mundo, donde España es el único país que tiene reactores nucleares y va hacia el cierre. Alemania, que siguió el mismo camino, "ha acabado volviendo al carbón", ha recordado al presidente del Foro Nuclear, Ignacio Araluce.

El autor del estudio y los portavoces del sector han señalado además que el cierre de Almaraz ya afectará a los precios de la energía en Catalunya porque afectan al precio a toda España y que marcará al camino de las nucleares catalanas.